Juan Guedes ficha en el legendario Porteño

 

 

CAPÍTULO XVI

 

Guedes con la camiseta del Porteño

 

 

Legendario Porteño en el Campo de Deportes España (Campo España)

 

Equipo del Porteño en el álbum de cromos denominado Flor Isleña.

 

 

 

Formación del Porteño en la temporada (1954-55) siendo el club presidido por Bonifacio Vega. De izquierda a derecha, de pie: Gorrín, Foncho, Paco, López, Esteban, Alberto y guardameta suplente. De rodillas: Octavio, Quevedo, Gilberto, Paquillo, Herrera y Miguelín.
En la imagen equipo del Club Deportivo Porteño con algunas incorporaciones de la U.D. Las Palmas que se trasladaría a las Isla Madeira con la finalidad de jugar un encuentro con el Marítimo de Funchal.
Delantera del Porteño, cuando el club era presidido por Bonifacio Vega Nuez, teniendo su Sede Social en la Calle Bernardo de la Torre del Puerto de la Luz. De izquierda a derecha: Balboa I, Polo, Martel, Alberto y Balboa II.

El fino interior Alberto que ficharía con posterioridad en la U.D. Las Palmas, con dos compañeros de equipo.

 

 

Alberto.
Sede social del Porteño en la calle Bernardo de la Torre. Este edificio había sido previamente un centro de enseñanza llamado ‘El Porvenir’.

 

 

Evocación de un hermoso recuerdo perenne en nuestra memoria

En la imagen la clásica guagua de la época pasando por el campo de la ‘Piscina de la Isleta’  mientras los aficionados contemplan los apasionados encuentros de fútbol

 

 

Campo del Jardín de la Infancia de la Isleta mas conocido como ‘La Piscina’. El niño Juanito Guedes de las Rehoyas Altas tenía que atravesar el camino de la empresa de los Betancores para entrenar y jugar muy pocos encuentros en sus comienzos. Sin embargo, muchos de los infantiles y juveniles que entrenaban y jugaban en ´La Piscina´ comenzarían a formar parte del ´Juventud´, ya que procedían de Tamaraceite. Juanito Guedes entrenaría durante un corto periodo de tiempo en ‘La Piscina’ pero debido a su trabajo y la lejanía que había desde el Alto de Los Leones prefirió poner rumbo a Tamaraceite con la finalidad de ingresar en el ´Juventud´. A fin de cuentas todo quedaba en casa ya que el Porteño y Juventud Tamaraceite llegarían a ser un mismo club. La diferencia estribaba en que el Juventud Tamaraceite era un club de adheridos que organizaban torneos y campeonatos amistosos, mientras que el Porteño era un club federado, aunque una vez trasladado a Tamaraceite pasarían a jugar sus encuentros en el campo del Lomo de Juanito Amador.

 

El club de Bonifacio Vega comenzó a tener sucursales del Porteño por toda la Isla. El Presidente de la Institución de Bernardo de la Torre sufragaba la mayoría de los gastos, aunque los clubes tenían su propia autonomía. Destacaba el Porteño Infantil del Jardín de La Infancia, terreno de juego que todos conocen como ‘La Piscina’. En aquel pequeño campo se formarían muchas generaciones de jugadores que llegarían a ser celebridades del fútbol nacional: Betancort, Pantaleón, Felo, Peña, Grisaleña, Martín, Castellano, Germán, Lolín, Oramas y Óscar, entre otros.

 

 

Infantil Porteño de Polo en el Campo de La Piscina de la Isleta. De izquierda a derecha, de pie: Pacuco, Antonio, Samper, Óscar, Pepillo y Jorgito. De rodillas: Rafa el negro, Falo, Lolín, Correa, Vera Palmés y un aficionado.
Juvenil Porteño en un encuentro en la Ciudad Deportiva de Martín Freire. De izquierda a derecha, de pie: Entrenador Polo, Pacuco, Guerra, Samper, Andueza, Perico, Monsi y Jorge. De rodillas: Blas, Lolín, Ventura, Jacinto, Cesario y Serafín.
Juvenil Porteño con la incorporación de algunos jugadores del Juventud Tamaraceite tras la fusión de ambos clubes. De izquierda a derecha, de pie: Pacuco, niño (Antoñito) P. Andueza, Samper, Monsi, Serafín, Oscar e Ignacio. De rodillas: Reyes. Chano, Jorge, Falo, Ventura y Maximino.

 

El Porteño de la Isleta era integrado solamente por Infantiles y primer año del Juvenil.

Su entrenador era el célebre Polo, un verdadero entusiasta que colaboró sustancialmente a incrementar la grandeza del fútbol canario. Su contribución al fútbol base merece nuestros mayores elogios.

 

Partido de entrenamiento entre los jugadores del Juventud Tamaraceite y el Porteño, que no dejaban de ser un mismo equipo.

 

 

Formación del Porteño en el campo de Juanito Amador. De izquierda a derecha, de pie:

Antonio, Bermúdez, Alfredo, Germán, Cayetano, Ramón y Agustín Angulo. De rodillas: Pipo, Reyes, Javier, Juanito Guedes, Pepito y Gerrita.

 

 

MANUEL PÉREZ JIMÉNEZ (LOLÍN)

TESTIGO DE EXCEPCIÓN

 

“NUNCA HE VISTO A UN JUGADOR DE LA CLASE, TALENTO Y FACULTADES DE JUANITO GUEDES”

 

«Cuando me pidieron contribuir con unas palabras sobre la figura de Juanito Guedes, al haber sido ambos jugadores del Juventud Tamaraceite, Porteño y U.D. Las Palmas, no he podido negarme, aunque en la actualidad vivo alejado del mundo del fútbol.

 

Lolín.

 

 

 

Yo nací en la Calle Fontanales del Barrio de La Isleta, por aquel entonces cuna de grandes futbolistas.

No cabe duda que la creación del Jardín de la Infancia a la que todos llamábamos ‘La Piscina’ de la Isleta, trajo consigo un gran auge y a numerosos practicantes a este deporte, que venían de todos los lugares a jugar torneos de adheridos, especialmente del Puerto de la Luz y Guanarteme.

En el Ecuador de los años cincuenta, Bonifacio Vega era Presidente del Porteño Regional, un equipo cuajado de grandes jugadores. Muchos habían pertenecido a la U.D. Las Palmas y fichaban en el Porteño en el final de su actividad deportiva.

De igual forma había jugadores como Foncho, que llegaría a jugar en el Barcelona, Pantaleón, Ricardo Costa, Gilberto ‘El Palmero’ y Alberto, que pasarían por el club verdiblanco.

En la Piscina jugaban normalmente el Infantil y Juvenil de primer año.

Al Porteño de La Isleta lo llevaba Polo, un gran hombre muy vinculado a ‘La Piscina’ y al fútbol canterano. Aunque algunos puedan confundir su nombre con Sebastián Rodríguez Mendoza (Polo), ex jugador de la U.D. Las Palmas y su primer capitán, se trata de personas diferentes sin ninguna vinculación, excepto su pasión por el balompié.

Juanito Guedes era un año mayor que yo y aún recuerdo la primera vez que lo vi llegar a ‘La Piscina’ con el mono de trabajo azul. Era mecánico en la empresa de los Hermanos Betancores y tenía que bajar desde el Alto de los Leones, donde vivía con sus tíos (padrinos) hasta la Minilla. En realidad llegó a entrenar y jugar muy poco en el Porteño de La Isleta. Yo estaba en el Infantil y recuerdo que la primera vez que le vi jugar quedé maravillado.

Por regla general, yo trataba de imitar las virtudes que veía en algún compañero adquiriendo pronto la misma destreza. La gente me ponderaba mucho y yo me sentía incómodo ante tantos elogios.

Juan Guedes, que entrenaba con el Juvenil tenía una forma de jugar inclasificable. Era un jugador inimitable en lo fundamental. Su juego sobresalía muchos enteros por encima del resto, y si bien en ‘La Piscina’ me había maravillado, Juanito Guedes pasó fugazmente por aquel terreno de juego, siendo con posterioridad, en Tamaraceite donde quedé realmente impactado.

Los chicos que entrábamos en el segundo año Juvenil, pasábamos por lo general al Juventud Tamaraceite, que era una especie de filial del Porteño, aunque se tratara de un club no federado.

Juanito Guedes nos dijo una vez a Ventura y a mí, que él prefería jugar en el Juventud, dado que regresar de ‘La Piscina’ por la noche tras los entrenamientos y poner rumbo a las Rehoyas Altas, le suponía un trayecto muy largo.

Aunque parezca extraño todos fuimos, poco a poco, marchándonos al Juventud. Con posterioridad, el delegado de Hacienda don José Tejera asumiría la presidencia del Porteño y casi todos los jugadores pasamos por ambos clubes: Juanito Guedes, Vicente Reyes, Guerrita, Perico (el Portero de la Selección), Samper…

Lo de Juanito Guedes en aquel campo del Lomo de Juanito Amador es algo difícil de creer. La cancha se llenaba sólo para verlo jugar. Era una especie de fenómeno social como nunca he visto en otro jugador.

Sin embargo, su fama y todo aquel alboroto en torno a su figura, iba en consonancia con su gran clase futbolística. A veces daba la impresión de que estaba jugando sólo en aquel terreno, ya que era nuestro mejor defensa, el más destacado en el centro del campo, que todo el juego del equipo partía de sus dotes de organizador con aquellos prodigiosos pases que ponían en pie a los espectadores. Pero, se convertiría en nuestro mayor realizador con aquellos tiros desde la demarcación de interior o cuando subía a rematar de cabeza. ¡Cada corner lo convertía en gol!

Puede parecerle una exageración, pero es el mejor jugador que he conocido en el mundo del fútbol.

He visto jugadores de grandes virtudes técnicas pero luego, tenían otras carencias.

La grandeza de Juanito Guedes estribaba en la multiplicidad de funciones. Era como tres grandes jugadores en uno. Todo lo que se proponía lo hacia bien. Luego, aquella contundencia que tenia y la forma de abrir el campo. Su juego era en largo y lo difícil para el resto de jugadores era tremendamente fácil para él.

Juanito Guedes ha sido el jugador más completo que ha tenido la U.D. Las Palmas, y prueba de ello es que se ha cumplido medio siglo de su muerte y no ha salido un medio volante como él.

Todo ello lo digo con el mayor de los respetos, dado que todos lo que trataron de sustituirle merecen mis mayores elogios.

Como ser humano, Juanito Guedes era una persona de una humildad fuera de lo común. Algunos jugadores que a su lado no son nada comparables a él, se pasan los días hablando de sus excelencias y hazañas y les sale a relucir siempre ese prurito de vanidad. Juanito Guedes era todo lo contrario. Nunca hacia referencia a sus logros.

Recuerdo, que tanto en mis primeros años en el Juventud o Porteño, como luego en la U.D. Las Palmas, trataba de darme moral. Estaba constantemente animándome.

En el periódico Diario de Las Palmas hizo unas declaraciones respecto a mi persona que nunca olvidaré. En ellas venía a decir que tenía una gran confianza en mí y me auguraba un gran porvenir, pero que para ello necesitaba de más oportunidades.

La vida es así de extraña, yo no tuve suerte en el mundo del fútbol a pesar de la confianza que Juanito Guedes tenía depositada en mí. Por el contrario, Juanito Guedes, tuvo suerte en el mundo del fútbol pero no en la vida. Nunca le podré olvidar».

 

 

 

JUAN GUEDES FICHA EN EL LEGENDARIO PORTEÑO

Domicilio de José Tejera, primer presidente del Porteño en el municipio de Tamaraceite.

 

En una casa terrera de la antigua carretera de Tamaraceite, arteria principal del barrio, aún vive el que fuera primer presidente del histórico Porteño tras su traslado a dicho municipio.

José Tejera sería el máximo mandatario del club durante los dos años que Juanito Guedes vistió la elástica verdiblanca.

A pesar de su avanzada edad – noventa y cinco años – aún recuerda con exactitud la primera vez que lo vio jugar  en aquel pequeño campo de tierra inclinado. Estaba situado detrás de su casa donde jugaba sus encuentros un club de adheridos no federado que llevaba por nombre Juventud Tamaraceite.

Cuando por fin, el hijo de Juanito Guedes y el que suscribe estas líneas nos citamos en su domicilio, nos estaba esperando con impaciencia.

Tras entrar en la estancia y ofrecernos una taza de café, don José, como absorto en sus pensamientos, le costaba hilvanar sus recuerdos produciéndose un prolongado silencio. Su rostro reflejaba la viva emoción del momento. Con voz tenue y temblorosa miraba a un punto lejano a través de la ventana que daba al jardín  y tratando de superar el duro trance, nos dice finalmente:

 

 

José Tejera, presidente del Porteño.

 

“Hace muchos años que vivo alejado del mundo del fútbol y no estoy acostumbrado a entrevistas. Un atardecer llegó a nuestras vidas aquel humilde muchacho y nunca podremos olvidarlo.

A mis años hablar de Juanito Guedes supone evocar momentos de mi vida que me marcaron profundamente. Deben entender que él era como un hijo para mí, un hijo que desaparecería de mi vida de forma inesperada dejándome sumido en un profundo dolor hasta el punto de perder toda mi ilusión por el fútbol”.

Cuando le preguntamos cómo llegó a conocerle, piensa unos instantes antes de retomar el diálogo: “Yo ejercía como Delegado de Hacienda y aquel histórico Porteño de la calle Bernardo de la Torre estaba en vías de desaparecer. Su presidente Bonifacio Vega Nuez, auténtica alma mater del club, tenía un gran poder adquisitivo y bajo su mandato viviría el Porteño una época de esplendor. Tras su marcha, la institución del Puerto de La Luz iniciaría un declive alarmante, no pudiendo sufragar las cuantiosas deudas que amenazaban la entidad.

Agustín Angulo, antiguo guardameta del Porteño.

 

 

 

Algunos de sus jugadores y miembros de la junta directiva lo eran a su vez del Juventud Tamaraceite, club del barrio presidido por mi buen amigo Jesús Alemán, quien tenía como compañero en la junta directiva a Agustín Angulo y Manolo Acosta. Todos me pedían con insistencia hacerme cargo del club albiverde y trasladar su sede a Tamaraceite. Fue entonces cuando decidí, junto a mi hermano, Pedro Dumpiérrez, Lorenzo Medina y otros, reunirnos con Jesús Alemán y Agustín Angulo, que harían de interlocutores en las conversaciones.

Juanito Guedes había llegado al Porteño en edad Juvenil. Recuerdo que llegó con Cabuco, que entrenaba al ‘Juventud’ y era un campesino que vivía en un callejón del Paseo de Los Mártires en La Montañeta. Tocado con una boina negra, proclamaba con orgullo a los cuatro vientos que él su descubridor, y lo simpático del caso es que el propio jugador confirmaba que era cierto, sintiendo hacia su persona una auténtica devoción.

Con el tiempo, comprobé que era no solo un gran entusiasta sino uno de los mejores captadores de jóvenes valores que he conocido. Un buen día tocó en la puerta de mi casa rogándome que lo acompañara al campo.

Nunca olvidaré sus palabras cuando caminábamos hacia el terreno de juego. Me paró con su brazo y mirándome por debajo de su boina negra me dijo: «Muy pronto don José va Ud. a ver un auténtico fenómeno del fútbol.

Se trata de Juanito Guedes, un chico cuyo padre es natural de La Pasadilla de Ingenio aunque él vive con sus tíos (padrinos) en Las Rehoyas Altas. Este chico se convertirá en unos años en uno de los mejores jugadores del fútbol español”.

Todos aquellos elogios y ponderaciones motivaron mi curiosidad».

 

 

 

 

 

 

 

Calle de la Isleta, sin asfaltar, que conducía a la Plaza España y al campo del Jardín de la Infancia.

Al preguntarle a don José por su primera impresión sobre el jugador tardaría en responder, haciendo un gesto de admiración con sus manos: “Quedé realmente maravillado, aunque se trataba de un chico en edad juvenil, su altura y complexión física eran las de un jugador experimentado. Con aquella figura esbelta y morena daba la impresión de estar jugando solo en el terreno de juego. En realidad, destacaba por su omnipresencia, tanto defendía como organizaba o atacaba marcando goles antológicos. Los jugadores contrarios parecían amedrentados ante su presencia.

Después de dar mi aprobación a Cabuco, pedí tener una conversación con el chico y si bien es verdad, que como futbolista aún en edad juvenil me había dejado perplejo, como persona quedé sorprendido de su madurez y personalidad.

Esperaba un chico de tantos que fichan por primera vez, aunque él ya había jugado en el infantil Rehoyas  y en el Porteño de Bonifacio. Sin embargo, aquel chico era diferente. Poseía un don natural y personalidad que no iba en consonancia con su edad o condición social. Siendo yo el presidente del club no se intimidaba lo más mínimo. Parecía que habíamos cambiado los roles. No hablaba con altanería o prepotencia, pero sí sabia exponer con claridad sus razonamientos llevando el peso de la conversación.

Esta actitud es poco frecuente en un chico joven que acaba de conocer a un presidente, máxime si proviene de un entorno rural y familia humilde”.

En algunos círculos, tras su llamada a la Selección Juvenil se llegó a comentar que Juanito Guedes era de los pocos jugadores de la regional que dada su calidad futbolística cobraba un buen sueldo.

Cuando le formulamos esta pregunta, don José responde con celeridad y de forma tajante:

“Rotundamente falso, Juanito Guedes sabía de la precariedad en que nos desenvolvíamos teniendo en mi casa la propia sede. Como era natural, le dije que le abonaríamos el transporte.

En realidad, aunque le pagábamos el viaje en los partidos y entrenamientos, rara vez se veía en la necesidad de utilizarlo, dado que siempre había algún compañero como Manolo Acosta con vehículo que se ofrecía a llevarlo a casa.

El pequeño recinto deportivo se llenaba hasta los topes solo para verlo jugar, su popularidad en el municipio llegó a ser enorme. ¡Había nacido una estrella en el firmamento futbolístico!

Todo ello cambiaría sustancialmente cuando la Federación Regional de Fútbol de Las Palmas, presidida en aquel entonces por Damián Massanet Plomer nos negó la autorización a seguir jugando en el campo de Tamaraceite, viéndonos obligados a trasladarnos al Antonio Rojas, Martín Freire y Estadio Insular.

Con el transcurso de los años, muchos aficionados, socios mayores y jóvenes de ambos sexos, dejaron de ir a los encuentros por diferentes motivos y aquellas jornadas dominicales en Tamaraceite, donde personas de todos los estamentos sociales y edades se echaban prácticamente a la calle aunando corazones, esfuerzos y voluntades por una causa común, pasarían a mejor vida.

Juanito Guedes también añoraría mucho aquel cambio. Se había convertido en el verdadero ídolo del barrio y allí dejaba a su novia Georgina y verdaderos amigos.

No obstante, la actitud de Juan no era la de un chico que vivía su primera juventud, sino la de un adulto que aspiraba a convertirse en profesional de este deporte.

Con el tiempo, el ´Juvenil´ se le hacía pequeño y comenzó a participar con el equipo grande en la liga de segunda categoría regional.

La vertiginosa popularidad de Juanito Guedes y su rápido crecimiento futbolístico tras la llamada de Luis Molowny a la Selección Juvenil, originó un cúmulo de ofertas al jugador de infinidad de clubes de todas las categorías regionales que pretendían su fichaje con la mayor celeridad.

Juanito Guedes había alcanzado un nivel tan alto que era imposible retenerlo.

Éramos plenamente conscientes de ser un club regional que tenia en sus filas a un jugador de la Primera División Nacional. Todo ello tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Juanito Guedes no era un hombre ilustrado, pero era poseedor de una inteligencia natural. Al percatarse de nuestra preocupación con todas aquellas ofertas que le llegaban de forma tan continuada, nos dijo un día con naturalidad que quería hablarnos, citándonos en la nueva Sede Social que habíamos alquilado. Nosotros pensamos lo peor dada la insistencia de los clubes que pretendían su fichaje.

Recuerdo que se sentó en el centro de la mesa y con gran tranquilidad nos dijo: “Mi familia me ha educado en base al valor a la palabra dada. Estoy muy agradecido a este club y a todos los habitantes de este barrio, que tanta admiración y afectó me han profesado.

Es verdad que otros clubes se han interesado en ficharme y sus aspiraciones es algo que yo no puedo evitar. Otra cosa muy diferente es mi palabra y mi actitud ante los hechos. Mi opinión es la misma que cuando llegué por primera vez a este club. Sólo me iré del Porteño si tengo la posibilidad algún día de formar parte del equipo de mi tierra, que no es otro que la U.D. Las Palmas y ello tendría que ser en el primer equipo y no en categorías inferiores.”

A don José Tejera se le humedecen sus ojos y pronto es preso de la emoción. Decidimos con muestras de afecto darle un descanso que él agradeció en silencio. Tras un paréntesis prolongado, nos pide continuar con sus lejanos recuerdos: “Perdonen, pero me embarga la emoción porque da la sensación que está aquí presente». Recuerdo que nos quedamos impresionados sin poder articular palabra ante aquella tranquilidad y nobleza suya. Juanito Guedes seguiría defendiendo los colores del Porteño y todo se cumplió como él había profetizado.

 

 

 

EL PORTEÑO DICE ADIÓS AL VIEJO CAMPO DEL LOMO DE JUANITO AMADOR

PARA TRASLADARSE AL ANTONIO ROJAS

 

El C.D. Porteño se vería obligado a trasladarse al campo de Antonio Rojas, disminuyendo sustancialmente su masa social.

 

Fachada de la ciudad deportiva Martín Freire en periodo de construcción con el popular barrio de San Cristóbal al fondo.
Panorámica del campo de fútbol de la ciudad deportiva Martín Freire donde jugaba sus encuentros de Categoría Regional el C.D. Porteño. Al fondo, la piscina y el barrio de San Cristóbal antes de ser construida la autopista del sur.

 

Una tarde recibimos la llamada de Jesús García Panasco, pidiéndonos datos del chico. Luego, las llamadas fueron en aumento rogándonos que no lo traspasáramos a ningún club.

Nosotros necesitábamos sanear la economía de la institución, y tampoco queríamos cerrarle las puertas al chico. Aquel campeonato lo disputábamos en dura pugna con el Ferreras, pero Juanito Guedes estaría con nosotros solamente la primera vuelta.

El directivo Honorio Monzón, Jesús García Panasco y Carmelo Campos, nos presionaban continuamente.

Juanito Guedes era un modelo de persona. Nunca le escuché una crítica hacia el técnico o una frase displicente hacia ningún directivo o compañero. Muy pronto, en su segundo año y tras ser nombrado el jugador más destacado de la Selección Juvenil y ser llamado por el Seleccionador Nacional de Juveniles, Eusebio Martín, le llegaría su gran oportunidad. Se cumpliría su gran sueño como era defender los colores de la U.D. las Palmas, equipo que él había visto jugar desde sus años fundacionales.

Un buen día se presentaron los tres en el Antonio Rojas acompañados del técnico Casimiro Benavente, quien se quedaría realmente impresionado con la actuación de Juanito Guedes.

 

 

Honorio Monzón.
Jesús García Panasco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carmelo Campos.
Casimiro Benavente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El secretario general fue muy sincero con nosotros haciéndonos saber que en aquellos momentos la situación del club era muy precaria. La U.D. Las Palmas había descendido a Segunda División el año anterior y difícilmente podía sufragar los gastos de sus jugadores. Nos dijo que solo podrían ayudarnos con material deportivo y un 5% en caso de ser traspasado a otro equipo, circunstancia que a lo largo de los años nunca se produjo. En la temporada 1960-61 y cuando ya solo faltaban dos encuentros para finalizar la liga, el técnico Casimiro Benavente le haría debutar en el Alfonso Murube de Ceuta, formando en la línea media con Calixto.

Consideramos natural que tras la marcha de Juanito Guedes a la U.D. Las Palmas, tendría dificultades de contactar asiduamente con su antiguo club y amigos del municipio de Tamaraceite.

¡No!, esta circunstancia nunca se dio, dado que siempre que podía venia a vernos y presenciaba los encuentros del Porteño desde la grada como cualquier aficionado.

De Juanito Guedes sólo tengo palabras de elogio. Aún hoy me parece verlo con su misma sonrisa.

Era muy generoso con los desamparados y nunca se negó a participar en un partido o acto benéfico con la finalidad de recaudar fondos en beneficio de los desfavorecidos.

Mis mejores recuerdos se fueron con él.

Sé que la vida sigue su curso, pero es una pena que llevo dentro y que nunca he podido superar. No sé si cuando este libro salga a la luz, estaré aún con vida dada mi avanzada edad.

Le he pedido a Dios que me deje estar presente en su homenaje, dado que considero que en cierta medida formo parte de su historia”.

 

 

Triplete atacante del Porteño formada por Vicente Reyes, Juanito Guedes y Guerrita.

 

Juanito Guedes, vistiendo los colores del Porteño en la ciudad deportiva Martín Freire.

 

 

En la imagen, de pie: Ramón, Pacuco (guardameta) y Andueza. De rodillas: Juanito Guedes
Los jugadores del Porteño, Vicente Reyes, San Juan, Guerrita, Juanito Guedes y Méndez, posando antes de un partido con el Ferreras en el Estadio Martín Freire.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la foto, Juanito Guedes por las calles de la ciudad en edad juvenil.

 

 

Los jugadores del Porteño Antonio (guardameta) y Juanito Guedes, posando para la cámara de Hernández Gil.

 

 

Bote Porteño.

 

 

 

A principios de la década de los 60 volvería de nuevo a resurgir la ancestral ‘Vela Latina Canaria’. Un bote llamado Porteño del Barrio del Refugio al que apodaban ‘El Loro’ que llevaba los colores de la entidad verdiblanca, figuraba entre los mas destacados proclamándose campeón en múltiples ocasiones. Tenía su lugar de atraque en el pequeño muelle del Sanapur del barrio del Refugio y competía con otros grandes botes de la época como el Tomás Morales, Muelle grande, Santa Catalina, Perico o Minerva. Juanito Guedes sufragaría los gastos de la embarcación en una ocasión en que la vela y el mástil quedaron dañados. Como se puede apreciar en aquellos años, los botes no llevaban publicidad en las velas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El periodista Vicente Martínez.

 

 

 

Vicente Martínez, uno de los verdaderos preculsores del periodismo deportivo en Canarias, tutelando a redactores como Antonio Lemus o Pascual Calabuig que comenzaron enviándole sus crónicas.

Según la familia del jugador fue el primer periodista a quien Juanito Guedes concedería su primera entrevista.

Juanito Guedes sentía una profunda admiración y respeto por este periodista, admiración que era recíproca llegando a tener en el tiempo grandes lazos de amistad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juanito Guedes sería entrevistado por primera vez en el periódico La Falange de la calle Venegas. En una parte del edificio estaba por aquel entonces la sede del Marino C.F. donde además de fútbol y boxeo era una sociedad recreativa donde se celebraban bailes y bodas que se harían muy populares.

 

 

 

 

 

 

En la imagen, Juanito Guedes en uno de sus últimos encuentros con el Porteño en el Antonio Rojas, antes de incorporarse a la U.D. Las Palmas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Siguiente capítulo: El valor de la amistad.