CAPÍTULO XXII
LOS DIABLILLOS AMARILLOS
“Una selección juvenil que pasó por nuestras vidas embriagándonos de magia y sensaciones sublimes, haciéndonos soñar y creer en un mundo más habitable”
LAS BRUMAS DE UN RECUERDO IMPERECEDERO
Las sórdidas y distorsionadas campanadas del antiguo reloj victoriano, ubicado en el salón de estudios del ya desaparecido Colegio Viera y Clavijo, parecían sonar aquella mañana del 3 de marzo de 1962 con un vigor y tonalidad no acostumbrada.
Los alumnos de todos los cursos de bachillerato se habían unido en favor de una causa común: comisionar al inspector de estudios Antonio Francés a efectos de solicitar de los rectores y fundadores del centro, Pedro Cullen del Castillo y Juan Melián, un permiso especial que les permitiera estar presentes en el glorioso recibimiento que se le iba a tributar a los integrantes de la Selección Juvenil Campeona de España en nuestra ciudad.
En el centro cursaban bachillerato José Manuel León y Salvador Samper, dos de los componentes de aquellos célebres Diablillos Amarillos, término que acuñaría el periodista deportivo Antonio Ayala.
Aunque el Colegio Viera y Clavijo tenia una consolidada reputación de centro liberal y laico, no era menos cierto su rígido sentido del deber, responsabilidad y ejemplar disciplina.
Las horas de la mañana transcurrían tensas y lentas.
Los estudiantes, atenazados por la ansiedad del momento y ausentes de sus respectivas materias, no disimulaban su inusual indolencia.
El profesorado, identificado aquel día con los alumnos, no sólo mostraron su mayor indulgencia sino que, en un gesto de valentía y solidaridad, después de reunirse en el amplio y luminoso patio encaminarían sus pasos hacia el despacho de los fundadores del centro.
ENCENDIDO Y EMOTIVO DISCURSO DE PEDRO CULLEN DEL CASTILLO
La comitiva liderada por el profesor de matemáticas Juan Figueroa sería recibida por Pedro Cullen, acreditado orador, humanista de pensamiento elevado y formas versallescas de quien muchos estudiantes aprendimos a respetar y amar la literatura.
El debate no tendría larga duración.
Los rostros de satisfacción del profesorado a la salida del despacho del director atisbaban una gran noticia.
Muy pronto, los inspectores de estudio Antonio Francés y José Pérez Gil reunirían a todos los cursos en el salón general.
Los rayos de sol de la mañana entraban por las pequeñas cristaleras a cuadros de marcado carácter británico, irradiando la estancia de un deslumbrante resplandor. De inmediato, la figura voluminosa y mesiánica de Pedro Cullen se abre paso entre la fila de pupitres camino de la tarima central ante un silencio reverencial.
Con semblante imperial y solemne, oteando el horizonte, dirigió su mirada a todo el salón. Luego, tras breves segundos, con voz grave y firme, pronunció:
“Hoy todos los ciudadanos de Gran Canaria debemos pagar una deuda de gratitud y tributo de admiración.
Se ha producido una homérica gesta. El corazón nos embarga en este día y debemos sentirnos inmensamente orgullosos.
Unos muchachos aún en edad juvenil se han proclamado por primera vez en la historia campeones de España, venciendo toda clase de vicisitudes y obstáculos. Estos chicos ya han pasado a formar parte de las páginas de oro del balompié insular y en ellos está depositado nuestro futuro.
El fútbol es también un instrumento de cohesión social. Por ello, de igual forma, quiero que esta hazaña a nivel nacional sirva de ejemplo a muchos de ustedes.
La firme y férrea voluntad, tenacidad, perseverancia y responsabilidad de hombres de bien son valores que nos llevarán siempre a la victoria final.
Me agradaría que mis palabras no quedaran en una política de gestos. Todos los que estamos aquí presentes en el día de hoy – entre los cuales me incluyo- no podemos faltar a esta gran cita y dar a estos héroes la calurosa bienvenida que merecen”.
“¡Vivan los Diablillos Amarillos!”.
Todos los alumnos, puestos de pie en posición de firmes, gritaron al unísono un sentido ¡Viva!
Tras varios segundos y ya con la expresión más relajada y sonriente, con voz grave y solemne entonaría: «¡Rompan filas!»
Los alumnos, después del inflamado y emotivo discurso de Pedro Cullen, salieron atropelladamente del salón general calle Luis Millares abajo, reflejando en sus semblantes la alegría y emoción del momento.
Iban al encuentro de sus ídolos y las escenas vividas fueron indescriptibles.
APOTEÓSICO RECIBIMIENTO A LA SELECCIÓN JUVENIL
La Selección emprendería el regreso vía Tenerife el martes día 3 de abril. El recibimiento fue inenarrable.
Desde las primeras horas de la mañana el viejo aeropuerto de Gando se ve colapsado por una multitud enfervorecida que alcanza su momento cumbre al aparecer el capitán Lasso, portando la copa de campeones, seguido de Luis Molowny y el resto de jugadores.
La comitiva viajaba en pequeños microbuses descubiertos en su parte central, siguiendo la ruta del angosto trayecto en su camino hacia la ciudad de Las Palmas.
Todavía la vía estrecha y polvorienta de la antigua carretera del sur, herencia de aquella España de atraso secular, se veía atestada de un público enardecido bajo un ruido ensordecedor.
Sin lugar a dudas, el caluroso recibimiento a nuestros juveniles ha sido una de las mayores manifestaciones y expresiones de júbilo que se han podido presenciar en la isla de Gran Canaria.
Pero aquella explosión de alegría colectiva en toda la ciudad y el resonante triunfo de nuestros Diablillos Amarillos no había sido fruto de la casualidad, sino que había tenido como norte un laborioso y arduo trabajo que se había venido larvando mucho antes.
Recibimiento de la Selección Juvenil en la calle Real de Triana
LUIS MOLOWNY Y ANTONIO VELÁZQUEZ: UN BINOMIO EJEMPLAR
La Federación Regional de Fútbol de Las Palmas había configurado una nueva directiva, liderada por su presidente Jesús Gómez, profesional relevante de la banca y gran amante de nuestras costumbres. Como vicepresidente, un hombre del deporte y de su total confianza: Germán Luzardo.
Este Último era además integrante del comité de fútbol juvenil y excelente en labores administrativas y de organización.
La función de delegado fue otorgada a Luis Nebot, quien encarnaba la definición del perfecto caballero, caracterizándose por su gran eficacia, cordialidad y bonhomía.
Luis Molowny había asumido el cargo de seleccionador juvenil por primera vez en la temporada 1959/60, tras el descenso de nuestro equipo representativo a Segunda División.
Aunque tímido y retraído era afable y próximo y sus códigos de comportamiento y sentido de la discreción eran de Casa Real.
El célebre Mangas extraía de cada jugador su verdadero potencial. Su conversación tenía un efecto balsámico y con él la capacidad creativa del jugador adquiría otra dimensión al tomar sus propias decisiones, no viendo su iniciativa interferida o restringida.
El entrenador auxiliar Antonio Velázquez venía precedido de una dilatada experiencia desde sus inicios en equipos infantiles de la periferia de la ciudad hasta su paso por los juveniles de la Unión Deportiva Las Palmas.
Antonio Velázquez poseía, además, un talento innato al elegir a un buen jugador.
Aquel simpar maridaje, donde se aunaban la magia creativa de Luis Molowny y los conocimientos empíricos de Antonio Velázquez tenía que producir – como así sucedería en un corto periodo de tiempo- efectos letales.
Como masajista sería elegido el gallego Isidoro Guimore, fisioterapeuta deportivo que llegaba procedente del Aficionado, aunque ejercía su profesión en la Clínica San Roque de nuestra capital.
LA SELECCIÓN JUVENIL DE LA TEMPORADA 1961-62 COMIENZA SU ANDADURA
Al contrario que las selecciones de los años anteriores, la selección juvenil de la temporada 1961-62 no estaba configurada por estrellas rutilantes, pero bien conjuntada emanaba una luz permanente.
La Selección Juvenil de Las palmas la componían los siguientes jugadores:
Santiago (Porteño), Pedro (UD Las Palmas), Antonio Juan (Arucas), Rafael (UD Las Palmas), Paco (UD Las Palmas), Mujica (Arucas), Cachicha (Argentino), Gustavo (Arucas), Samper (Porteño), Lasso (UD Las Palmas), Óscar (UD Las Palmas), Oramas (Vega Guerra), Martín (UD Las Palmas), Germán (UD Las Palmas), Lolín (Porteño), León (UD Las Palmas), Blanco (UD Las Palmas), Ortiz (Gran Canaria), Cipriano (UD Las Palmas), Megido (UD Las Palmas) y Pepillo (Argentino).
El triunfo sobre la selección tinerfeña, auténtica bestia negra de nuestra selección los años anteriores, desató un ambiente de euforia colectiva en los aficionados, euforia que no cesaría hasta el colofón final del título.
Tras sendas victorias sobre la selección cántabra en el Insular y El Sardinero todos comenzábamos a acariciar la posibilidad de llegar a la final, trascendiendo la ilusión no sólo en los socios y simpatizantes al fútbol sino en todos los hogares canarios.
CAMPEONATO DE JUVENILES 1962
4 de febrero 1962
Las Palmas Tenerife
3 1
18 de febrero de 1962
Estadio Insular
Las Palmas Tenerife
5 2
Alineación correspondiente: Pedro, Rafael, Paco, Mújica, Lasso, Óscar, Oramas, Martín, Germán, Lolín y León.
4 de marzo de 1962
Estadio Insular
Las Palmas Cántabra
2 1
11 de marzo de 1962
Estadio El Sardinero
Cántabra Las Palmas
1 2
GERMÁN DÉVORA: UN PARAÍSO DE IDEAS ANTE LA SELECCIÓN ANDALUZA
La Selección Juvenil de Las Palmas se había clasificado para las semifinales con la andaluza que, según todos los rotativos de la nación era considerada la favorita.
A pesar de salir derrotados del Sánchez Pizjuán por la mínima diferencia con magistral tanto de golpe franco directo del defensa gallego, nuestro equipo había causado una magnífica impresión.
La lluvia incesante en el distrito de Nervión había sido premonitoria: una lluvia de plenitud que nos abría las puertas a la esperanza.
El partido de vuelta, aquella mañana dominical del 25 de marzo de 1962, el Estadio Insular registraría uno de los mayores llenos de su historia agotándose las localidades horas antes del encuentro.
Los Diablillos Amarillos presentarían su equipo de gala, un equipo que todos los aficionados conocíamos de memoria:
Santiago, Rafael, Paco, Mujica, Lasso, Óscar, Oramas, Martín, Germán, Lolín y León.
19 de marzo de 1962
Estadio Sánchez Pijuán
Andaluza Las Palmas
1 0
Fue la selección de Las Palmas aquel inolvidable día un equipo sin fisuras, rayando todos sus jugadores a gran altura, pero desde la neutralidad que da la racionalidad hay que reconocer que el juego de Germán estaba muy por encima del común.
En aquel campeonato su prestigio fue alcanzando dimensiones míticas, siendo nombrado el mejor jugador del torneo y reconocido por toda la prensa nacional como un jugador de otra dimensión.
Sus pases o cambios de orientación eran de una irreductible originalidad, logrando darle al juego uniformidad y equilibrio.
Nunca, la identificación de un jugador juvenil había sido tan militante, convirtiendo lo cotidiano en la expresión más sublime del arte.
Germán Dévora jugaba en aquellos años con el número nueve a la espalda, pero no fue nunca un delantero a la antigua usanza. Su juego partía de la medular, organizando en conexión con sus compañeros toda una hermosa coral para desde esa demarcación catapultar a su equipo en acciones de ataque donde él a su vez se convertía en el mayor realizador, con ocho goles contabilizados en su haber.
Los dos tantos a la selección andaluza, magistrales en su ejecución, pusieron el Estadio Insular en pie, recibiendo una prolongada y sentida ovación. Fútbol y creatividad se unían en un valor inalterable.
Germán, perteneciente a esa genealogía de futbolistas de culto, era un paraíso de ideas que irradiaba un aura especial.
Poseedor de un don sobrenatural inherente a su propia personalidad, buscaba siempre un grado de pureza en su fútbol y su sola presencia en el terreno de juego suscitaba una atmósfera de vehemencia y pasión en las gradas.
La esencia de su creatividad radicaba en su expresión estética e innata fantasía, un valor primordial en cualquier forma de creación.
25 de marzo de 1962
Estadio Insular
Las Palmas Andaluza
2 0
Recuerdos que perdurarán eternamente en la memoria
Asistimos a su cincuenta aniversario, un día uno de abril de 2012, Domingo de Ramos, de aquella memorable gesta y unido a esta efeméride futbolística se funden historia y leyenda; mito y literatura. El tiempo ha seguido su inevitable curso. Las frondosas arboledas y los campos de cultivo y viñedos de nuestra Tafira natal, hoy zona residencial masificada y desnaturalizada, ya sólo son una sombra de antaño.
En la actualidad ya sólo quedan vestigios de aquel centro de enseñanza liberal con su paz inalterable, pasto de escombros y de mal entendido progreso. Tampoco suenan las campanas disonantes del desvencijado reloj victoriano, ni se oye la voz de Pedro Cullen, calderoniano impenitente en su didáctica y emotiva alocución.
Los jóvenes estudiantes de bachillerato ya no salen atropelladamente calle Luis Millares abajo en busca de emociones y aventuras lúdicas.
También hay sentidas ausencias de aquellos componentes de nuestra selección, símbolos de afecto de nuestro fútbol de ayer que nos dejaron un día en busca de prados más verdes. Pero, pese a todo no debemos afligirnos. Las palabras del viejo catedrático no han pasado inadvertidas en su esencia. Nos han servido para recuperar nuestro orgullo de pertenencia y nuestra conciencia histórica.
Aquella hazaña de los ya por siempre denominados Diablillos Amarillos y la belleza de los momentos vividos han dejado una huella indeleble en nuestro espíritu y memoria. Una selección juvenil que pasó por nuestras vidas embriagándonos de magia y sensaciones sublimes haciéndonos soñar y creer en un mundo más habitable.
1 de abril de 1962
Las Palmas Castellana
5 3
Desde su retaguardia con la inclusión de los guardametas Santiago, Pedro y Antonio Juan, pasando por los laterales Rafael y Mujica con estilos muy diferentes, el primer técnico de un fútbol cadencioso que iba en consonancia con el moreno de su piel y el segundo firme y aguerrido, aunque ambos tenían un denominador común: Su proyección atacante. A ellos se les unía el central Paco, que en sus inicios y hasta la llegada de Vicente Dauder, aún no era llamado por su apellido, un jugador eminentemente biológico, orgánico que disputada todos los balones que llegaban a su área con gran contundencia y fortaleza, teniendo, además una gran facilidad en el juego aéreo.
Una medular omnipresente con un Lasso inconmensurable, que se haría muy popular en la gente menuda por sus largos desplazamientos en los saques de banda.
Contorsionándose su tren superior de manera acrobática hasta la cintura, llegando el balón a la portería contraria asombrando no solo al respetable sino a los jugadores contrarios, desconocedores de esta portentosa y original cualidad. Los aficionados exultantes y enfervorecidos cada vez que salía el balón a banda pronunciaban con ardor su nombre, dedicándole una prolongada ovación.
El medio volante izquierdo Óscar, era de impresionante figura llegando a cubrir toda la zona central, asumiendo tareas defensivas y asomándose, además, al área contraria con gran facilidad incorporándose a todos los remates, marcando un soberbio gol en la final que alejaba al equipo madrileño de sus aspiraciones.
Los interiores Martín y Lolín, merecen igualmente nuestro mayor reconocimiento. El joven Martín seria uno de los grandes descubrimientos de la Selección, considerando que aún le quedaba un año como juvenil. El interior de Schaman fue durante todo el torneo un verdadero tratado de generosidad. De excelente visión de juego y versatilidad de multiplicándose en el esfuerzo aportando su depurada técnica y vigor, dos cualidades muy difíciles de reunir en un jugador novel. Su contribución al gran fútbol desplegado por Germán fue notoria y decisiva, acompañando al talentoso jugador de Guarnarteme en la mayoría de sus incursiones al área rival.
De Manuel Pérez Jiménez (Lolín) ya conocíamos sus envidiables virtudes como eran la velocidad, dribling en carrera, su eléctrico desborde y esa natural intuición en la finalización de la jugada. Futbolista de grandes registros y habilidades tenía siempre un punto de velocidad superior, anticipándose a los contrarios en la llegada al balón.
Muy ponderado por Juanito Guedes con quien llegó a compartir inolvidables momentos en el Porteño y Juventud Tamaraceite, el malogrado seis amarillo del Alto de Los Leones, no acertaba a comprender cómo un jugador de su clase no había llegado a convertirse en una figura del fútbol nacional.
Los dos espadas del equipo, Juanito Oramas y Mamé León llevaron con sus incursiones y galopadas por banda, ese punto de alegría y emoción al graderío. Tampoco conviene olvidar la aportación de los guardametas Pedro y Antonio Juan que estuvieron a gran altura o el interior Megido, un futbolista que integraba por segunda vez la selección.
Era poseedor de una gran técnica y facilidad goleadora.
De igual forma todos aquellos seleccionados que por diferentes motivos no pudieron participar físicamente en esta homérica gesta. Su comportamiento ha sido realmente ejemplar, aunando corazones, esfuerzos y voluntades en torno a un beneficio común. Para todos ellos, que han sido paradigma de solidaridad y compañerismo mi perenne gratitud.
Los aficionados sentían hacia nuestro capitán una admiración reverencial por su sencillez y especial bonhomía.
Cuatro juveniles canarios en la Selección Nacional
Quedaba sobradamente demostrado, a lo largo de las actuaciones en la competición nacional para la consecución del preciado título de campeones de España, la valía de los componentes de nuestro equipo juvenil, lo cual evidenciaba el buen momento por el que atravesaba el fútbol que practicaba la juventud canaria.
El señor Odriozola, seleccionador nacional de juveniles, a la vista del torneo de la U.E.FA. a celebrar en Rumanía, preseleccionó a cuatro de nuestros muchachos, siendo por tanto la provincia de Las Palmas la que mayor número de jugadores aportó para la formación del equipo representativo nacional.
Cupo tan alto honor, a los jugadores: Santiago, Rafael, Óscar y Germán, los cuales aparecen en la fotografía inserta en la presente página.
De estos magníficos jugadores seleccionados no resultaba aventurado pronosticar que alguno tendrían nuevamente la oportunidad de vestir la roja camisola nacional. No les faltaba merecimientos, tanto por la probada deportividad y gran calidad de juego, como por su entrega total al fútbol, con cuya práctica nos hicieron vivir jornadas inolvidables.
¡Adelante muchachos!
LA SELECCIÓN JUVENIL CAMPEONA DE ESPAÑA:
UN DULCE SUEÑO HECHO REALIDAD
Opinión de Juanito Guedes
Todos los grancanarios nos hemos llevado una inmensa alegría al enterarnos que nuestra Selección Juvenil se proclamaba por primera vez en la historia del fútbol canario Campeona de España.
Este logro lo he llegado a considerar algo propio. En realidad, hubiese dado todo por haber estado en el Estadio de La Condomina ese inolvidable día.
También haber vivido el apoteósico recibimiento que se le tributó a mis excompañeros a la llegada al aeropuerto de Gando siendo aclamados a su paso por la ciudad. Estoy seguro que ha sido para ellos una experiencia que no podrán olvidar mientras vivan.
Por solo unos meses ni Tonono ni yo pudimos seguir formando parte de la Selección con nuestros excompañeros y aunque nuestro mayor deseo era llegar a defender algún día los colores de la U.D. Las Palmas, nuestro paso por la Selección Juvenil nos dejó una huella imborrable y nos sirvió para darnos a conocer y catapultarnos a nivel nacional.
De alguna forma u otra, he jugado con la totalidad de los chicos que han integrado la Selección Juvenil. Todos son estupendos muchachos y buenos jugadores. A algunos como el guardameta Pedro, lo conozco desde que éramos unos niños que jugábamos en los estanques de barro y en mi época del “Juventud Tamaraceite”, a otros como Santiago, Samper o Lolín de mi época del Porteño y al resto de nuestros numerosos enfrentamientos y de los dos años que integré la selección. Con todos he compartido muy gratos momentos y también amargos sinsabores, porque entiendo que los dos años que fuimos eliminados por la Selección de Tenerife fueron de forma injusta, pitándonos dos penas máximas que aún hoy no acierto a comprender.
Los dos penaltis fueron señalados en los últimos minutos cuando lo lógico era haber salido victoriosos. En mis años como futbolista he podido ver de todo, pero nada semejante a aquellas decisiones tan parciales.
Debuté con la Selección Juvenil a la llegada de Luis Molowny. Llegaba por primera vez y no estaba acostumbrado al césped. Yo jugaba en el Porteño con mucha libertad cubriendo mucho campo y el jugar de extremo pegado a la banda no me benefició.
Ellos hicieron un buen primer tiempo y a mi las pocas veces que me llegaba el balón me salía todo mal. Los nervios me atenazaron y un sector del público comenzó a pitarme, pidiendo al técnico mi sustitución.
No veía la hora que el colegiado señalara el final del primer tiempo para tranquilizarme.
El técnico consideró conveniente sustituirme por Pepe Chano Vera Palmés y creo que fue una decisión muy acertada ya que el dominio nuestro en la segunda mitad fue abrumador y la Selección de Tenerife había bajado los brazos. Sin embargo, el arbitro decretaría aquel penalti, tras haber señalado previamente falta y todas nuestras ilusiones quedaron allí en el césped con los jugadores completamente destrozados.
Sé que todas las críticas se volverían hacia el técnico Luis Molowny por alinearme en la demarcación de extremo, pero no hay que culpabilizar a nadie de mi actuación. Nosotros habíamos entrenado una semana en Martín Freire y nos faltaba un mayor acoplamiento.
Hay que considerar muchos factores. Yo era muy joven y no estaba acostumbrado a jugar en un estadio con tanto público y con una afición muy exigente.
Todo ello hizo mella en mi, hasta el punto de dudar de mis facultades como futbolista.
Aún recuerdo las palabras de ánimo del presidente del Porteño cuando le dije que no estaba seguro de seguir jugando al fútbol.
Su comportamiento fue ejemplar, insuflándome moral constantemente en momentos de total desaliento.
La temporada siguiente volvería a ser convocado.
Teníamos una selección de individualidades de fábula, que será muy difícil configurar otra igual. Además, ya contábamos con una mayor experiencia.
Aunque por la mínima diferencia habíamos vencido a la selección tinerfeña en el Estadio Insular y sobre el papel éramos muy superiores. Pero, no obstante, se volvería a repetir la misma historia. Cuando en las postrimerías del encuentro todo hacia presagiar que saldríamos vencedores habiendo realizado un buen encuentro , el colegiado se inventa un nuevo penalti en un balón que me había dado entre el pecho y el hombro, dictaminando que me había dado en el brazo. Fue algo inaudito que ni los propios jugadores de la Selección de Tenerife se lo podían creer.
Yo le rogaba y le daba mi palabra pidiéndole que lo consultara con el linier que no habían levantado la bandera. Pero todo fue en vano.
El partido quedaba en empate y teníamos que jugar una prórroga el siguiente martes. Con un equipo desmoralizado y dos días en Tenerife, pernoctando en diferentes pensiones, sin una dieta adecuada todo estaba en contra nuestra.
La eliminatoria ya la habíamos perdido en aquel encuentro inicial y por mucho que hiciéramos todo seria inútil. Con ese ánimo y mentalidad salimos al terreno de juego ya vencidos de antemano, como así sucedió. Todos rendimos muy por debajo de nuestras posibilidades perdiendo la eliminatoria.
Estoy seguro que de no haber sufrido aquellos dos atropellos con penaltis inexistentes, aquellas dos Selecciones podían haberse proclamado Campeonas de España.
Prueba de ello, fueron nuestras goleadas a la Selección Guipuzcoana el primer año y a la Selección Castellana al año siguiente, dos de las mejores selecciones juveniles de España.
Al enterarme que este año la Selección de Tenerife había sido eliminada le dije a mi gran amigo de la infancia, el guardameta Perico, que tenía plena confianza en que harían un gran papel.
Se dió la circunstancia que la Selección Juvenil jugaba con la Cántabra, en nuestro Estadio por la mañana y nosotros con el Córdoba por la tarde en un encuentro de gran transcendencia para nuestras aspiraciones de ascenso a Primera División.
El técnico Paco Campos nos daría permiso para bajar de la concentración en el Hotel Bandama y ver a mis ex compañeros.
En realidad, quedé maravillado con la fuerza y la velocidad que imprimían sus acciones. Le dije a mi compañero Espino que estaba a mi lado que sería muy difícil para los otros equipos ganarle a nuestra selección.
Era un bloque muy conjuntado donde la mayoría de los chicos se conocían de haber jugado muchos años juntos en el Juvenil Las Palmas.
De igual forma tenían a ex compañeros del Porteño como Santiago y Lolín, que estaban en un gran momento forma. Además, el lateral izquierdo del Arucas, Mujica y naturalmente Juanito Oramas del Vega Guerra, jugador al que admiro por su desborde y gran rapidez. Todos los chicos rayaron a gran altura y no me gustaría destacar a nadie en particular, aunque todos sabemos que Germán es caso aparte.
No creo que otra selección Juvenil tenga un jugador de tanta calidad, y prueba de ello ha sido su llamada a la Selección Nacional y nominado el mejor jugador del torneo.
Aunque no haya participado físicamente este año con mis antiguos compañeros, moralmente me siento como si formara parte de ella.
Todos lucharon como verdaderos jabatos y merecen nuestros mayores elogios.
Siempre he argumentado que la cantera canaria no tiene que envidiar a ninguna otra, incluyendo la del Athletic de Bilbao.
Ellos tienen mejores instalaciones y cuentan con otras prestaciones dado su superior presupuesto. Hablando en términos futbolísticos, tienen un gran poderío físico y por su juego en largo jugando en campos enfangados de barro y lluvia, al igual que la Real Sociedad, son invencibles.
También poseen grandes rematadores y guardametas, pero la mayoría de sus jugadores tienen muchas carencias técnicas y en este sentido nunca he visto un fútbol tan depurado como el nuestro, ni de tanta habilidad y sabiduría futbolística.
Los aficionaos pueden estar tranquilos, ya que esta Selección Juvenil ha dejado sólidos cimientos y ha ayudado a abrir el camino a nuevas generaciones de magníficos jugadores que vienen en camino.
El fútbol canario aún no ha dicho su última palabra.
Felicidades a “Los Diablillos Amarillos”.
10 de junio de 1962
Estadio Insular
Las Palmas Selección de Lisboa
6 1
LA SELECCIÓN INGLESA VENCERIA EN BRILLANTE
ENCUENTRO A LA SELECCIÓN DE LAS PALMAS POR DOS TANTO A TRES
ESTADIO INSULAR
10 de noviembre de 1963
LAS PALMAS SELECCIÓN INGLESA
2 3
ALINEACION DE LAS PALMAS:
Castro, José Ángel, León, Pepe Juan, Correa, Arteaga, Alfonso, Cachicha, Niz, Domínguez, El Chola, Mujica, Óscar, Antonio,Juan.
CON UN LLENO APOTEÓSICO LA SELECCIÓN JUVENIL CAMPEONA DE ESPAÑA,
VENCERÍA MERECIDAMENTE A LA SELECCIÓN INGLESA POR DOS TANTOS A UNO
ESTADIO INSULAR
12 DE NOVIEMBRE DE 1963
LAS PALMAS SELECCIÓN INGLESA
2 1
ALINEACIÓN DE LAS PALMAS: Antonio Juan Ortiz, Gustavo, Mugica, Niz, Óscar, Cachicha, Paco y Pedro. De rodillas: Lasso, Oramas, Martín, Lolín, Correa y León.
Siguiente capítulo: Juanito Guedes es llamado a la Selección Nacional Juvenil