CAPÍTULO XIV
José Cabuco, descubridor de Juanito Guedes
El Juventud era por aquel entonces un equipo de adheridos en el municipio de Tamaraceite que entrenaba José Cabuco, principal valedor de Juanito Guedes. Las competiciones y torneos donde participaba el Juventud eran no federadas y se organizaban con carácter amistoso entre equipos limítrofes y barrios de diferentes lugares de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Los clubes de adheridos eran de lo más variopinto pues el Juventud ya podía medirse con el Tigre, procedente de la ciudad de Arucas donde militaban Tonono y Mujica, como ‘el once canario’ de Guanarteme donde figuraba Germán Dévora, ‘el Quilmes’ de Tafira Baja con Espino o Mahugo. De igual forma, equipos de zonas rurales como Tenoya, Casablanca, Firgas, Guía, Gáldar o de la ciudad de las Palmas de Gran Canaria, como el Unión Pilar, Almansa, Simancas de Guanarteme, Velas Canarias, la Luz o Alicante de La Isleta.
El terreno era inclinado y de reducidas dimensiones, y en un principio le llamaban ‘el Lomo de Juanito Amador’ para con posterioridad fabricar el Colegio ‘Adán del Castillo’ en el mismo lugar.
El terreno no tenía gradas y las porterías carecían de redes, circunstancia que originaba no pocos problemas con los colegiados y equipos contrarios viéndose obligado el juez de la contienda y los guardias de asalto en ocasiones a suspender los encuentros.
Debido a la gran cantidad de público que se congregaba en el recinto, los organizadores se veían en la necesidad de traer sacos con la finalidad de sentarse en los lindes del campo de fútbol.
Por la trasera de la cancha, pasaba un riego que hacía las veces de ducha una vez los equipos finalizaban sus encuentros.
Agustín Angulo, que era uno de los dirigentes del Juventud, trabajaba codo a codo con el presidente Jesús Alemán. Agustín Angulo militaba, a su vez como guardameta en el Porteño y era conocedor de las grandes dificultades que atravesaba el club de Bernardo de la Torre tras la dimisión de su gran benefactor y presidente Bonifacio Vega Nuez, decidiendo comenzar las gestiones a efectos de comprar la plaza del Porteño y trasladar el club y su sede social al municipio de Tamaraceite.
El histórico club verdiblanco había llegado a una situación límite, teniendo su local con una orden de desahucio.
Muy pronto, se establecería un convenio y dado el gran auge que había despertado el fútbol en el municipio de Tamaraceite, se formaría una nueva junta directiva presidida por José Tejera, miembro de la Delegación de Hacienda, trasladando el club del Puerto de la Luz donde eran sus orígenes a Tamaraceite.
Algunos de los integrantes del Juventud Tamaraceite como José Ramírez o Vicente Reyes nos comentarían la profunda admiración que sentían todos hacia Juanito Guedes: “Le profesábamos un gran cariño. Era la persona más humilde que hemos conocido. Cuando su actuación no era lo bueno que él deseaba se culpabilizaba en exceso de todo lo que había sucedido en el campo y al resto nos pedía perdón y nos daba moral. Por el contrario, destacaba sobre todos los jugadores -que era lo mas frecuente- apenas le daba importancia a su actuación”.
A pesar de convertirse en un verdadero ídolo en el municipio de Tamaraceite nunca hacía ostentación de sus méritos personales.
JUANITO GUEDES CUANDO TRABAJABA EN LOS ALMACENES DE LOS BETANCORES
Juanito Guedes en sus comienzos en el Juventud jugaba, en ocasiones, ocupando la demarcación de extremo debido fundamentalmente a su fuerte disparo con la zurda, pero sin lugar a dudas donde realmente sobresalía por sus condiciones era en el centro del campo.
En aquellos años del Juventud Tamaraceite en el ecuador de la década de los cincuenta, Juanito Guedes era un chico muy reservado fuera de los terrenos de juego aunque una vez dentro del campo su personalidad experimentaba una metamorfosis muy acusada haciendo gala de un fuerte carácter.
El Juventud Tamaraceite vestía oficialmente con la camiseta blanca con cuello y puños azules al igual que el pantalón, aunque en ocasiones se veía obligado a cambiar debido a que los demás equipos vestían normalmente de blanco.
El ´Juventud´ era realmente un grupo de amigos donde reinaba un gran compañerismo. Toda la familia del equipo, como con posterioridad sería el Porteño, se reunían en la plaza de la iglesia de San Antonio Abad y en el bar de Vicente ‘el chico’. Por la parte superior de la iglesia se encontraba la sociedad donde se organizaban rifas y bailes con la finalidad de sufragar los gastos del club.
El Juventud Tamaraceite no dejaba de ser un modesto equipo de barrio, pero con la particularidad de verse arropado de una gran masa social que llenaba el inclinado campo del Lomo jornada tras jornada.
En los lindes del terreno de juego marcado con rayas blancas había una piedra de grandes dimensiones donde solían acomodarse Georgina Ojeda y sus amigas.
Georgina Ojeda, en el centro de la imagen, acompañada por Pimpina Bravo, novia de Pedro, y su prima Ninita
Como ya hemos comentado anteriormente a este equipo lo entrenaba Cabuco, que se dedicaba a la labranza. Era un personaje singular que vivía en un callejón que daba al paseo de Los Mártires en La Montañeta.
De igual forma era un gran entusiasta, sin titulación ni grandes conocimientos tácticos o estratégicos, pero con un fino olfato para captar jóvenes valores canteranos, extrayendo de ellos su mejor rendimiento.
Descubrir a Juanito Guedes – según sus propias palabras- no fue tarea fácil. Cabuco había venido siguiendo al chico desde infantiles en los estanques de barro de Pedro Infinito, La Paterna, Infantil Rehoyas, al igual que en las competiciones escolares en el Lomo Apolinario. Sus familiares en Tamaraceite aseguran con firmeza y rotundidad haberle impactado desde un primer momento la calidad del jugador, estableciéndose entre ellos una corriente de amistad que perduraría hasta el fallecimiento del viejo labrador, quién llamaría a Juanito Guedes en su lecho de muerte para darle sus últimos consejos advirtiéndole de los peligros de la juventud y la confianza absoluta que tenia depositada en su porvenir.
De igual forma, Cabuco lo seguiría por toda la zona sur donde el jugador en los periodos estivales continuaría su formación integrándose en competiciones amistosas y de clubes adheridos.
José Cabuco había sido en sus años jóvenes un fiel seguidor del Marino y le unía unos grandes lazos de amistad con Méndez, antiguo componente del denominado ‘equipo popular’, que formaba una de las mejores medias de la última década de los años treinta y principios de los cuarenta del siglo pasado formada por Farías, Campos y Méndez.
Línea media del Marino C.F. formada por Farías, Campos y Méndez
Tras sugerirle la posibilidad de ir a ver al chico, el ex jugador marinista quedaría gratamente sorprendido con la brillante actuación del moreno jugador del Alto de Los Leones.
En compañía de Méndez y Cabuco, un buen día Juanito Guedes, encaminaba sus pasos hacia la antigua sede del Porteño que estaba situada en la calle Bernardo de la Torre del Puerto de La Luz. Era un viejo edificio que había sido en su momento de mayor esplendor un centro de enseñanza denominado ‘el Porvenir’.
Los miembros del club allí presentes vieron con buenos ojos la adquisición del chico al club verdiblanco aunque la legendaria institución estaba ya en proceso de desintegración.
La junta directiva presidida por su gran valedor Bonifacio Vega Nuez, había mostrado reiteradamente sus deseos de dimitir intentando liquidar la sociedad a toda costa. La oferta más firme les llegaba del municipio de Tamaraceite, dado que varios de sus miembros vivían en esta localidad, teniendo en Agustín Angulo – a la sazón guardameta del Porteño – su principal interlocutor.
Así las cosas, el entrenador del Juventud Tamaraceite Cabuco, trató de paliar la situación hablando con José Tejera, miembro de la Delegación de Hacienda en la isla y vecino del municipio de Tamaraceite. Éste tenía un gran círculo de amistades dado su importante cargo y era conocedor del momento álgido que se vivía en aquella localidad en torno al fútbol.
La insistencia de numerosos aficionados y personas relevantes de la isla pidiéndole encarecidamente que formara una junta directiva y comprara la plaza del Porteño en segunda categoría regional iba adquiriendo cada vez mayor consistencia.
Las reiteradas visitas de José Cabuco a José Tejera fueron determinantes en el fichaje de Juanito Guedes por el renovado club y, si bien en un principio el futuro presidente no podía atenderlo debidamente por todos los trámites burocráticos que suponía el traslado del club, una vez organizada la institución y nombrada la junta directiva teniendo domicilio en la calle Cruz del Ovejero, decidió entonces dar vía libre a la contratación del jugador.
Vicente Reyes, antiguo jugador del ´Juventud´ y Porteño, rememora cuando a Juanito Guedes le hicieron una prueba en el Juventud Tamaraceite, requisito indispensable en aquellos años con todos los jugadores que llegaban al club. El presidente Jesús Alemán era persona seria y cabal, no soliendo hacer distinciones entre los chicos instándoles siempre al buen comportamiento, respeto y equidad.
Manolo Acosta, también solía ayudarles proporcionándoles eventuales trabajos o sufragando sus necesidades dado su cargo en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
Solía pagar religiosamente el transporte de los chicos y en algunos casos como el del propio Juanito Guedes llevarlo en su vehículo a su casa una vez finalizado el entrenamiento de los miércoles o concluidos los encuentros del Porteño.
Vicente Reyes, uno de los amigos más próximos a Juanito Guedes en su infancia y, de igual forma en su etapa de jugador, rememora: “Yo lo conocía de niño, dado que siempre estábamos juntos. Aquel día de la prueba todos los allí presentes quedarían realmente sorprendidos de sus condiciones.
El entrenador Cabuco, que luego pasaría igualmente al Porteño como entrenador auxiliar, ayudando en sus funciones al primer técnico Borito, sonreía de buena gana y nos miraba a todos diciéndonos: ¡Aquí lo tienen!
El Sr. Alemán era el presidente del ´Juventud´ y tenía dicho que todo aquel que se integraba en el equipo debía superar un nivel de exigencia. Sin embargo, aquel día no pudimos evitar sonrojarnos ya que las facultades de Juanito Guedes superaban sustancialmente a la del resto de la plantilla.
En aquel campo tan inclinado y pequeño era muy difícil que perdiéramos un encuentro.
Nuestra afición nos alentaba durante todo el partido y era muy apasionada. Los equipos rivales sentían aquella gran presión y pronto eran presa de los nervios.
En realidad, el Juventud y el Porteño eran como un mismo equipo. Juanito Guedes y yo estuvimos muy poco en el conjunto del Puerto ya que las gestiones estaban en marcha para el traslado del Club a Tamaraceite. La mayoría de jugadores del Juventud pasarían al Porteño. El entrenador del Porteño era Borito, que se llevaría a Cabubo como auxiliar. El equipo albiverde militaba en aquel entonces en segunda categoría regional aunque tenía juveniles e infantiles que eran dirigidos por Polo, en «la piscina» del Jardín de la Infancia de la Isleta».
Desde los primeros tiempos en el Juventud a Juan lo llevaba hasta su domicilio el propio dirigente Manolo Acosta o Andrés, ‘el sastre’. Era tan buena persona que la mayoría de las veces se quedaba en el municipio de Tamaraceite para que Juan pudiera salir con su novia Georgina, ya que ambos habían comenzado un romance siendo aún muy jóvenes.
Al trasladarse el Porteño del Puerto a Tamaraceite, la Federación Regional presidida por Damian Massanet Plomer, no autorizaría la petición de querer seguir jugando en el municipio ya que, según su criterio, las condiciones del terreno de juego eran de reducidas dimensiones. Por otra parte, las medidas de seguridad distaban mucho de las requeridas en competiciones federadas.
En unos años los aficionados del Porteño de Tamaraceite se vieron en la obligación de ir a presenciar los encuentros al estadio de Antonio Rojas en Las Rehoyas Altas y a Martín Freire, perdiendo gran parte de su masa social.
Siguiente capítulo: La grandeza y fuerza del amor.