CAPÍTULO XVIII
a creación del equipo juvenil de la U.D. Las Palmas tuvo desde el primer momento una gran trascendencia. Había nacido una sección donde se depositaban enormes ilusiones y esperanzas, y como toda gran obra no dejaría de contar con críticas y detractores. Sin embargo, poco a poco se fueron dando los pasos hasta alcanzar la debida consolidación y aquel proyecto poco factible se convertiría en una feliz realidad. Aunque la opinión generalizada atribuye como auténtico artífice de la creación del juvenil amarillo a Juan Obiol Pons, la gestación de la idea había nacido mucho antes. De regreso de uno de sus numerosos viajes a Inglaterra en el buque de vapor Andes, el presidente Eufemiano Fuentes había conocido a bordo a Alan Keith Henshall, técnico inglés de las divisiones inferiores del Sheffield Wednesday, circunstancia que está recogida en el acta en los archivos de la entidad. Según sus impresiones, quedó gratamente sorprendido de la organización deportiva de este club británico, en lo referente a la captación de jóvenes promesas, comunicando a sus compañeros de junta la honda preocupación que sentía por los jóvenes valores canteranos.
Ocupado y comprometido en paliar y resolver dificultades de primerísima necesidad para la supervivencia de la entidad, fue dilatando el ansiado proyecto hasta encontrar el momento propicio y más oportuno. Este momento llegó con el nombramiento de don Juan Obil Pons, como secretario técnico del club. Solo él supo comprender los anhelos del presidente y emprender el duro camino hasta su definitiva creación.
El trabajo desarrollado por el Sr. Obiol y sus colaboradores fue arduo y no debidamente apreciado por muchos. Su labor suponía una prueba de su inquietud deportiva, proporcionando a la U.D. Las Palmas un excelente plantel de valores canteranos para el futuro, valores extraídos pacientemente en una difícil tarea de selección después de acudir personalmente a verles actuar, con el asesoramiento incondicional de los clubs adheridos.
Desde su cargo como secretario técnico de la entidad, se comprometía a velar y salvaguardar toda promesa del fútbol canario y pondría el máximo interés en hacer honor a su gran tradición.
Los presidentes de los clubes modestos, entregaron las bajas a Obiol expresando su total solidaridad, señalando el secretario técnico las obligaciones y responsabilidades de los nuevos jugadores juveniles de la U.D. Las Palmas, de los que recalcó la necesidad de poner el mayor empeño en defensa de los colores amarillos.
Sr. Obiol leyó a los presidentes de adheridos una circular que había sido dictada por la Federación Española de Fútbol, en relación con los equipos juveniles. A continuación, se procedió a un cambio de impresiones sobre la labor a desarrollar y quedó nombrada una comisión que se encargaría de preseleccionar dos equipos, uno del puerto y otro de Las Palmas, sobre la base de los jugadores que tuvieran cumplidos los quince años y no pasasen de dieciocho, como ordenaba la ‘Nacional’, a fin de enfrentarlos el día 2 de noviembre de 1952 en el Estadio Insular, con anterioridad al encuentro U.D. Las Palmas / Hércules. Estas dos selecciones habrían de formar y configurar posteriormente el primer equipo juvenil de la U.D. Las Palmas.
Como entrenador fue designado por unanimidad Carmelo Campos, hombre de reconocido prestigio en sus labores técnicas y abnegado amor al club. Fue el primer entrenador del juvenil de la UD Las Palmas
El día 2 de noviembre de 1952 a las dos treinta de la tarde se presentaron, por primera vez, las dos selecciones que habrían de configurar nuestro primer equipo juvenil. A las órdenes del colegiado Sr. Acle, los jugadores fueron alineados de la forma siguiente:
SELECCIÓN DE LAS PALMAS:
Porteros: Braulio e Iván (U. Granado)
Defensas: León, Trujillo (U. Granado) y Marañón (Combinado)
Medios: Celestino (San Cristóbal) y Arantegui (Mario César)
Delanteros: Díaz (Combinado), Artiles (San Cristóbal), José Luis y Colacho (Combinado) y Silvestre (San Cristóbal)
Suplentes: Padilla (Combinado) y Paquillo (U. Granado)
SELECCIÓN DEL PUERTO:
Porteros: Betancor (Español), Carlos Quiney (La Salle).
Defensas: Pantaleón IV y Cutillas (Español), Torres Carrasco Chicho (La Salle).
Medios: Pepe y Esteban (Español).
Delanteros: Gerardo, Alfonso y Felo (la Salle), Reyes (Español) y Martinito (La Salle).
Suplentes: Vega (Español), Ricardito y Sosa (La Salle).
Las Selecciones fueron dirigidas desde la banda por Pedrito Suárez y Víctor Vera respectivamente.
El partido resultó bastante animado, aunque las firmes promesas notaron su falta de adaptación al terreno de juego, dado que era la primera vez que jugaba en césped.
La victoria final correspondió a la Selección del Puerto, que mostró estar más conjuntada. El gol de la victoria lo obtuvo el extremo derecho Gerard, de magnífico disparo. El martes día 2 de diciembre de 1952, bajo la dirección de Carmelo Campos, se iniciaban de una manera regular los entrenamientos de los juveniles de la U.D. Las Palmas.
El primer equipo juvenil había quedado perfilado de la forma siguiente:
Porteros: Betancor y Carlos Quiney (Español).
Defensas: Pantaleón IV y Cutillas (Español), Torres Chicho (La Salle).
Medios: Pepe, Celestino y Esteban (Español).
Delanteros: Gerardo, Alfonso y Felo (La Salle), Reyes (Español) Martinito (La Salle).
Suplente: Vega (Español), Ricardo y Sosa (La Salle).
En la configuración definitiva de la primera plantilla juvenil de la U.D. Las Palmas tomaron parte todos los presidentes y técnicos de los clubes adheridos, de manera muy especial José Jiménez Sánchez, que había sido miembro de la ponencia de fusión y primera gestora de nuestro club, que por aquellas fechas presidía el C.D. San Cristóbal, Carmelo Campos y el secretario técnico de club amarillo Obiol Pons.
Este primer plantel seleccionado sería atendido en su preparación por el entrenador auxiliar Carmelo Campos, acordándose celebrar un partido de entrenamiento todos los jueves y realizar tres sesiones semanales de cultura física.
De igual forma, el equipo juvenil actuaría en el preliminar de todos los encuentros de liga a celebrar en nuestro estadio, enfrentándose a un once de clubes adheridos.
En la tarde del martes día 13 de enero del año 1953, tuvo lugar un ameno y entrañable acto en el local social de la plazoleta de Luis Antúnez, con motivo de diligenciar sus fichas los jugadores seleccionados asistiendo al acto Eufemiano Fuentes Díaz y varios miembros de la junta directiva. También se dieron cita el secretario técnico Juan Obiol Pons, el entrenador Carmelo Campos y el reconocido redactor deportivo Antonio Lemus del Moral.
Una vez que los jugadores seleccionados diligenciaron sus fichas en secretaría, pasaron a la sala de juntas donde se les agasajó con una merienda, siendo también obsequiados con un diploma del club.
El secretario técnico Juan Obiol Pons, verdadero artífice de la creación del equipo juvenil, dirigió a las jóvenes promesas unas palabras, exhortándoles a poner el máximo empeño y dedicación en la tarea, dado que en ellos se habían depositado grandes esperanzas.
A continuación, también pronunció unas palabras el presidente Eufemiano Fuentes, quien fue saludando uno por uno a todos los jugadores a la vez, y les deseaba toda clase de suerte en su futuro profesional.
Finalmente, el jugador Carlos Quiney, hijo del secretario de la Federación Regional, Alfonso Quiney Collis, y guardameta suplente de la Selección Juvenil dio las gracias en nombre de todos sus compañeros, comprometiéndose a poner el máximo empeño y entusiasmo en la encomiable obra para no defraudar las ilusiones que había despertado la formación del equipo juvenil de la U.D. Las Palmas.
CREACIÓN DEL UNIÓN ATLÉTICO
Los dirigentes de la U.D. Las Palmas habían observado cómo muchos jóvenes valores canteranos una vez concluida su etapa juvenil tenían que abandonar el club al no contar la organización amarilla con una plantilla amateur que sirviera de puente entre el juvenil y el primer equipo representativo.
Era necesario, por tanto, la creación de un conjunto aficionado que fuera la prolongación del juvenil. Un conjunto donde los muchachos con proyección, una vez cumplida la edad, siguieran forjándose bajo la tutela de la organización amarilla para desde allí dar el anhelado salto al primer equipo.
El criterio de los rectores del club era continuar la labor del equipo juvenil pero con una mayor amplitud y observación. No bastaba con destacar en el equipo juvenil y formar jugadores con gran dedicación y esfuerzo prestándole una atención constante si luego tomaban diferentes caminos fuera de la disciplina del club y no llegaban a cumplir los objetivos trazados.
Era prioritario formar un equipo amateur amparado bajo el calor de la U.D. Las Palmas, rodeado de todos los estímulos.
Después de intensas reuniones donde se debatían el nombre y uniformidad que habría de llevar el nuevo equipo, se decidió por mayoría denominarlo Unión Atlético, equipado con elástica blanca y roja y pantalón azul. El Unión Atlético se fundaría en el año 1954, dos años más tarde que el juvenil de Las Palmas.
Su nacimiento llevaría consigo una nueva reestructuración de nuestro club creándose los siguientes equipos filiales.
1.REGIONAL
Unión Atlético
2.REGIONAL
Salamanca C.F.
JUVENILES
Juvenil U.D. Las Palmas
Juvenil Unión Atlético
Juvenil Vegueta
La organización de los clubes filiales se estableció formando una directiva para el Unión Atlético, cuyos miembros a su vez ostentarían cargos en los restantes clubes, para de esta forma sostener el enlace y unidad de criterio que permitiera desenvolverse en todos sus aspectos sin chocar con intereses de índole deportiva, ni problemas que afectaran a la independencia que pese a la filiación continuaban teniendo aquellos incorporados a la organización.
Como presidente de todos los equipos fue elegido Fernando Navarro Valle, ejerciendo como secretario Miguel Noda González. El sostenimiento de estos clubes se había iniciado al amparo de la U.D. Las Palmas, y aunque las taquillas del Unión Atlético no fueron en un principio lo suficientemente productivas para las necesidades de los clubes filiales, éstas fueron mejorando pudiéndose cubrir las necesidades más apremiantes.
La educación física tanto del juvenil como del Unión Atlético estaba a cargo de los profesores García Alvarado y Alcalde, quedando como responsable técnico Carmelo Campos.
Los equipos del Salamanca C.F. y Juvenil Unión Atlético eran entrenados por Hernández mientras Velázquez se hacia cargo del Juvenil Vegueta.
La Labor de todos los técnicos fue magnífica ya que no sólo en el aspecto deportivo demostraron ser muy superiores a los restantes clubes, sino también en mantener una disciplina ejemplar.
CARMELO CAMPOS NOS HABLA DEL PRIMER EQUIPO JUVENIL
Hablar con Carmelo Campos representa vivir intensamente toda la propia historia del club. Nadie como él ha conocido desde su formación el acontecer y devenir de nuestra institución.
Su laborioso trabajo en servicio del club a lo largo de tantos años, ha sido reconocido por todos los que han formado parte de esta gloriosa entidad.
En el volumen I anteriormente editado sobre la Historia de la U.D. Las Palmas, hacíamos referencia a su importantísima colaboración en aquellos primeros años fundacionales como entrenador auxiliar de nuestro equipo representativo, y a su decisiva e impactante intervención en el famoso ‘caso Fidel’, gracias a la cual la U.D. Las Palmas obtenía los puntos necesarios que le daba acceso a participar por primera vez en categoría nacional.
Hoy hemos querido rememorar la creación de aquella Sección Juvenil donde Carmelo Campos, tuvo desde su nacimiento un papel preponderante no sólo como ojeador de jóvenes valores y responsable técnico del mismo, sino trascendiendo los terrenos de juego, donde seguía ejerciendo su propio código didáctico, basado en una disciplina espartana y un intachable comportamiento.
¿Qué vino a representar para usted el nacimiento del equipo del Juvenil de la U.D. Las Palmas?
Siempre he dicho que una de mis grandes satisfacciones en el fútbol ha sido la labor desarrollada al frente de los juveniles de nuestro club. Era éste un trabajo muy ingrato y sacrificado con muchas horas de dedicación a los muchachos, pero que al final, si se lograba el objetivo, te sentías enormemente recompensado.
¿Cómo nació la Sección Juvenil?
Siempre se ha dicho que Juan Obiol fue el auténtico artífice de la creación de la Sección Juvenil y no deja de ser cierto, aunque no en su totalidad. Mucho tiempo antes de la fundación de nuestro club, estando yo todavía en activo como jugador del Marino, escuché por primera vez la intención de organizar el organigrama deportivo del club con divisiones inferiores. Nuestro presidente Eufemiano Fuentes era un enamorado del fútbol base y tenía ilusión en este proyecto. Era un hombre muy respetado por su tenacidad y cuando se empeñaba en una empresa no paraba hasta conseguir su objetivo por arduo y difícil que pudiera resultar.
En sus continuos viajes a Inglaterra visitaba muchos clubes de fútbol y recopilaba toda clase de información. Recuerdo que siendo todavía presidente del Marino traía de sus viajes un amplio material de métodos de entrenamiento. Le unía una gran amistad con el empresario Torres, dueño del Torrecine, que estaba situada cerca del barrio de San José, donde nos reunía para ver aquellas películas de super 8 filmadas en su gran mayoría en Inglaterra. Su convicción y apasionamiento llegaban a ser tan grandes que se tomaba todo al pie de la letra, tratando de llevarlo personalmente a la práctica en los entrenamientos.
¿Cuándo comenzó a entrenar el primer equipo juvenil?
Tan pronto fui informado por el presidente y por Juan Obiol sobre la viabilidad del proyecto, colaboré dando informes sobre los jóvenes jugadores que habrían de formar las dos selecciones de Las Palmas y el Puerto.
Estas dos selecciones servirían para configurar el primer equipo juvenil de la U.D. Las Palmas.
Una vez configurada la lista definitiva me propusieron hacerme cargo de la plantilla en funciones técnicas. A decir verdad, este nombramiento en un principio no me hizo muy feliz. Yo tenía un intenso trabajo como segundo entrenador, ya que en aquellos tiempos cuando los jugadores se desplazaban a jugar a la península permanecían más de dos semanas fuera de la isla. Como era natural, tenía que quedarme a cargo de los restantes jugadores de la plantilla, y preocuparme para que todo funcionara perfectamente. Los suplentes formaban el equipo B de la U.D. Las Palmas y tenían confrontaciones amistosas con otros clubes cada dos semanas.
Eran años de grandes dificultades económicas y aumentar el plantel técnico habría supuesto un gasto considerable.
¿Contaba con medios suficientes para desarrollar su labor?
El juvenil de la U.D. las Palmas surgió modestamente, un día se compraban tres o cuatro pares de botas y otro día media docena de camisetas, así hasta completar la indumentaria y poder hacer la presentación del equipo.
Las dificultades para entrenar eran enormes. No podíamos pisar el césped del estadio con objeto de conservarlo en buen estado para el primer equipo. Sobre este particular, tuve más de un enfrentamiento con maestro Lorenzo y maestro Gumersindo, encargados de la conservación del césped del Estadio Insular. Nos limitábamos a pelotear y realizar ejercicios físicos alrededor del terreno de juego. También subíamos y bajábamos las gradas, hacíamos algo de balón en la superficie alta de la grada curva o en las arenas del Paseo de Chil. En días de fuerte lluvia nos ejercitábamos por los pasillos de tribuna con la incomodidad que ello suponía. Cuando acudía el presidente Eufemiano Fuentes, veíamos los cielos abiertos dado que era de las pocas veces que se nos autorizaba a entrenar en el verde césped. Éste tenía la manía de acudir a los entrenamientos con un megáfono en forma de cono y desde lo alto de la grada de tribuna trataba de dirigir algunos movimientos de los jugadores. En ocasiones cuando no se seguían sus instrucciones se violentaba, pero nosotros no le dábamos importancia, dado que conocíamos su carácter irrascible y su desmesurado apasionamiento por el fútbol.
En otras ocasiones, nos trasladábamos al campo de Antonio Rojas o a un terreno de dimensiones muy reducidas que había en la barriada de Chile. Posteriormente, cuando se construyó en 1954 la Ciudad Deportiva Martín Freire, comenzamos a frecuentarla semanalmente.
La parte física era responsabilidad de los profesores Enrique Alcalde y Pepín García Alvarado, correspondiéndome a mí las labores técnicas, donde tenía como auxiliar al ex jugador y entrenador Pacuco Penichet.
Se dice que era excesivamente meticuloso y exigente con los jugadores
Lo puede decir con toda certeza. Tanto la sección juvenil de la U.D. Las Palmas como posteriormente el Unión Atlético, habían sido creados después de escoger con gran rigurosidad una lista de seleccionados. En esta lista se suponía que estaban los mejores jugadores de la isla y consecuentemente teníamos que demostrar que éramos muy superiores, y no conformarnos con sólo vencer a nuestros adversarios.
Otro aspecto que trataba de cuidar con gran esmero, era el comportamiento de mis jugadores tanto dentro como fuera del terreno de juego. Era obligado dar ejemplo de respeto y seriedad, y no toleraba en lo más mínimo la falta de educación o disciplina. Mi deber no era sólo forjar buenos futbolistas, sino hombres de bien. No escatimaba ningún esfuerzo en lograr mi objetivo y cuidaba minuciosamente los más mínimos detalles: alimentación, estudios, vestimenta, problemas familiares, etc.
Las crónicas de la época se hacen eco de las goleadas que infringía el juvenil amarillo a sus adversarios
Teníamos muy buenos jugadores y ganábamos todos los campeonatos en lo que participábamos, por mucha diferencia de puntos. Hasta tal punto llegaba mi nivel de exigencia, que en un partido que ganábamos a la Politécnica por el resultado concluyente de 4-0, al finalizar los mandé a dar vueltas al campo. Cuando un jugador contrariado me preguntó la razón de mi enfado, le contesté: si hubieran seguido mis instrucciones habríamos doblado esa cifra.
Hay una anécdota que suelo contar con frecuencia cuando sale a relucir el equipo juvenil. El directivo amarillo Jerónimo Mejías Pérez, era a su vez presidente del Arucas, ciudad de donde era natural. Estaba muy orgulloso de los jugadores de su ciudad y cuando acudía a la sede social, no paraba de ponderar sus virtudes. Se dio la circunstancia de que aquel año era obligatorio enfrentarnos. Consciente de nuestra notoria superioridad y la alta estima que Jerónimo tenía a sus jugadores, temía que llegase esta confrontación. Así las cosas, se celebra dicho encuentro con gran expectación. Desde el pitido inicial, se pudo comprobar la diferencia abismal entre ambos equipos. El marcador reflejaba 13-0 a nuestro favor cuando el árbitro señala penalti en el área del Arucas. El interior Pepito Reyes, hombre asignado para ejecutar la pena máxima, considerando humillante la goleada me hace señales desde el punto de penalti pidiéndome permiso para tirar el balón fuera. Yo le indiqué que cumpliera con su obligación y el tanto subió al marcador. El público, al percatarse de las intenciones del jugador, comenzó a abuchearme fuertemente. En ese momento Jerónimo Mejías, se levantó de su asiento muy encolerizado y dirigiéndose al banquillo donde me encontraba de forma airada me dice:
“¡Parece mentira que haya hecho una acción como ésta! ¡Lo considero una humillación para mi equipo y una falta de respeto a mi persona!” Sin perder los nervios y con buen talante le contesté: lo he hecho precisamente por consideración y respeto hacia el Arucas y a su persona, ya que encuentro más humillante ir ganando por 13-0 y luego ejecutar un penalti con la intención de fallarlo. Me parecería una burla al contrario, y yo tengo en alta estima y consideración a todos mis oponentes. Jerónimo se quedó atento escuchando mis palabras y acto seguido regresó a su localidad. Al finalizar el encuentro acudió a vestuarios solicitando mi presencia. Al verme, tomándome del brazo, me dijo: “He reflexionado sobre el incidente del penalti y sus palabras, y lleva toda la razón. Le felicito y le pido acepte mis disculpas”.
¿Había recomendaciones en la cadena de filiales?
Fue un rumor que se difundió durante mucho tiempo de forma totalmente indebida. Le puedo asegurar que mientras yo estuve como responsable de filiales esa circunstancia jamás se dio. Por esta razón llegué a ser muy injusto con mi propia familia, ya que tenía sobrinos con muy buenas condiciones para triunfar en el fútbol y haber integrado en la cadena de filiales. Perdí muchas amistades por esta causa, dado que nunca me quise someter a componenda alguna. Se puede comprobar fácilmente la condición modesta de la mayoría de los muchachos. Lo que solía suceder con gran frecuencia, era que tras las pruebas de selección los padres de los chicos que habían quedado descartados, heridos y obnubilados por su propia subjetividad, no aceptaban la realidad de los hechos y tendían a sacar conclusiones erróneas sin base alguna, dando pie luego a comentarios infundados.
¿Qué jugadores descartaría de aquel primer Juvenil?
A todos aquellos chicos integrantes de la primera Sección Juvenil los considero como mis hijos. Había jugadores de indiscutible clase que podían haber llegado mucho más lejos, pero al fútbol lo rodea muchas circunstancias. Hay que considerar el difícil momento que nos tocó vivir con un equipo que había descendido en la temporada 1951-52 después de permanecer un solo año en Primera División Nacional. Este descenso sería nefasto para sus aspiraciones, dado que fue achacado a la inexperiencia de nuestros jugadores y a la necesidad de refuerzos contrastados. Como consecuencia de esta pérdida de categoría, los rectores del club comenzaron a dar la espalda a nuestra cantera, trayendo jugadores foráneos que, salvo algunas excepciones, no aportaron nada en beneficio del equipo. De aquel primer juvenil saldrían jugadores como Betancort, Pantaleón o Felo, quienes después de triunfar en la U.D. Las Palmas serían fichados por el Real Madrid. No obstante, otros chicos de igual clase, no pudieron triunfar por razones inexplicables, tal era el caso de Alfonso Calvo, Chicho Carrasco, Colacho Sacaluga, y otros que pudieron haber destacado en cualquier club de Primera División, pero el fútbol tiene estas cosas incompresibles.
Tras la marcha de don Juan Obiol se lleva a cabo una nueva reestructuración en la cadena de filiales adquiriendo su propia autonomía
Dos personas fueron muy importantes en este resurgir: Fernando Navarro Valle y Miguel Noda González. Al primero, le fue asignada la presidencia de filiales, donde llevó a cabo un encomiable trabajo de organización creando nuevos equipos y ampliando relaciones con todos los clubes modestos. Era una persona de gran alteza de miras y de excelente trato.
El cargo de secretario fue ocupado por el Sr. Noda, hombre muy activo y un auténtico enamorado del fútbol canterano. Su objetivo era formar buenos jugadores para el futuro de la U.D. Las Palmas. Era a su vez presidente del C.D. Salamanca, club de Segunda Regional de la categoría de adheridos, que se convertiría con el tiempo en nuestro filial. Tenía una gran amistad con el presidente de filiales Fernando Navarro Valle, y ambos dedicaban todo su tiempo libre en intentar consolidar el fútbol base, una labor muy ingrata y poco reconocida a lo largo de los años. Podría citar a excelentes colaboradores como Colacho Socorro, Antonio Velázquez, Manolo Farias, Víctor Vera, Manolo Torres, entre otros.
AFICIONADO DE LA U.D. LAS PALMAS
AFICIONADO U.D. LAS PALMAS
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