EL BALÓN COMO PLACER SUPREMO
El maestro de Guanarteme: un paraíso de ideas. El fútbol de Germán habría discursos y comentarios
Desde su etapa en el Estrella Blanca de su barrio natal Guanarteme en categorías infantiles ya se vislumbraba el nacimiento de una nueva estrella futbolística. Este presagio se hizo patente en la Selección Juvenil de Las Palmas, campeona de España, donde asombraría a propios y extraños por su potencia técnica y facilidad goleadora, partiendo de falso nueve para desbordar desde esa demarcación cerca del centro del campo a toda la retaguardia contraria y finalizar la jugada con goles realmente antológicos como el inolvidable tanto a la Selección Andaluza, de potente disparo que llevaría el delirio y la pasión a las gradas.
Había nacido una nueva estrella en el firmamento futbolístico insular antes de debutar en la UD Las Palmas. Estaba dotado de unas cualidades excepcionales para medir el ‘tempo’ del partido, organizando con Juanito Guedes todo el juego del equipo.
De igual forma su facilidad rematadora con ambos pies. Sus golpes francos o penas máximas harían historia por su espectacularidad y singular belleza.
uanito Guedes y yo nos conocimos en edad infantil. En aquellos años era raro no conocer a los que integrábamos equipos infantiles o juveniles, ya que disputábamos muchos encuentros en los terrenos de juego que había en aquella época.
Juanito Guedes vivía con sus tíos en el Alto de Los Leones y en aquella zona había muchos solares y estanques de barro donde jugaba una familia que le llamaban ‘Los cubanos’ o los equipos de Antoñito Álvarez, padre de José Antonio, Susi y Carmelín Álvarez. Tenía varios equipos como el Sagrado Corazón.
Con los años llegó a ser captador de jugadores de la U.D. Las Palmas.
En aquellos estanques jugaban no sólo todos los que vivían en Las Rehoyas Altas, sino la mayoría de chicos de otros equipos. En realidad, todos de alguna manera u otra nos conocíamos.
Juanito Guedes bajaba con su tío del Alto de Los Leones a la empresa de los Hermanos Betancores donde vivía. Pertenecía a una familia numerosa y se vino desde muy niño a vivir con sus tíos, a los que él llamaba padrinos.
Yo era natural de Guanarteme, lugar donde pasé toda mi niñez y primera adolescencia. Todos mis recuerdos han sido siempre de este barrio que fue cuna de grandes futbolistas.
Al igual que Juan, era un apasionado de este deporte y no pensaba en otra cosa que no fuera disputar encuentros en todos los terrenos donde podíamos practicar el futbol. Aunque todos me vinculan con El Cicer y Estrella Blanca como los clubes de mi infancia, yo jugaba en todos lados y llegaba a disputar hasta tres encuentros en un día.
Naturalmente, los estudios en el colegio Arenas de D. Antonio, pasaban a un segundo plano.
De igual forma ayudaba en la carpintería a mi padre, oficio que no me disgustaba y donde podía haberme convertido con el tiempo en un buen ebanista, pero al destacar desde muy temprana edad, el fútbol se convertiría en todo para mí.
Con el tiempo, nos trasladaríamos a vivir a Escaleritas, aunque mi padre seguiría teniendo la carpintería en Guanarteme.
Juanito Guedes y su tío José bajaban por la central lechera en dirección a La Minilla ya que ambos trabajaban en la fábrica de los “Hermanos Betancores”.
Aún hoy parece que lo estoy viendo alto y delgado. Juanito Guedes en su niñez y primera juventud era muy moreno, quizá de pasar todos los veranos con sus padres en el sur de la isla o jugar expuestos al sol a todas horas. De igual forma desde muy joven fumaba mecánico amarillo, un cigarro negro muy fuerte para su edad. Con el paso de los años abandonaría esa costumbre. El fútbol le exigía cada vez mayor profesionalidad.
Nos habíamos enfrentado en muchas ocasiones.
En un principio él con el Juventud Tamaraceite y yo con el once canario de Guanarteme. Luego el ficharía en el Porteño que ya era un club federado y yo en el Juvenil Las Palmas A.
El Porteño había sido un club legendario y Juanito Guedes estaba muy orgulloso de defender sus colores.
No es necesario decir que Juanito Guedes era su figura, pero en los filiales de la U.D. Las Palmas se seleccionaban a los mejores jugadores.
Antonio Velázquez y otros captadores, a las órdenes de Carmelo Campos, visitaban todos los terrenos de juego y todos los niños en aquellos años queríamos ser jugadores de la U.D. Las Palmas.
Por otra parte, ellos no tenían a un García Alcalde, Fernando Valdivieso o Pepín Alvarado en la preparación física siendo entrenados físicamente por el técnico de turno.

Era natural que fuéramos muy superiores a todos los equipos.
En realidad, el Juvenil Las Palmas era como un equipo semi profesional ya que Carmelo Campos era extremadamente exigente y llevaba todo con el máximo rigor. Sin embargo, se dio la circunstancia que un día el Porteño jugaría a su más alto nivel con un Juanito Guedes inconmensurable, que cubría todas las zonas del campo, asombrando a propios y extraños. A decir verdad, nosotros rendimos aquel día a muy bajo nivel, posiblemente por exceso de confianza.
Carmelo Campos, aún ganando holgadamente a los demás equipos nos hacia dar vueltas al campo por considerar que podíamos haber marcado más goles. No te perdonaba el más mínimo fallo. Te puedes imaginar si algún día perdíamos ¡Aquello había que verlo para creerlo!
Con el paso del tiempo me doy cuenta de la importancia que Carmelo Campos ha tenido en la U.D. Las Palmas y en todos nosotros, transmitiéndonos aquel rigor y seriedad.

Aunque Juanito Guedes debutó en la temporada 1960-61 con Casimiro Benavente, yo llegaría a la U.D. Las Palmas antes que él, dado que había fichado en el Juvenil A en 1959 y Juan seguía jugando en el Porteño hasta su segundo año en la Selección Juvenil de Las Palmas.
Con posterioridad participaría en la Selección Nacional Juvenil en el Torneo de la UEFA en Portugal. Tras la llamada de Eusebio Martín a la Selección Juvenil Nacional sería llamado a la U.D. debutando con el equipo amarillo un 23 de abril de 1961 en el Alfonso Murube de Ceuta, cuando solo faltaban dos jornadas para terminar la competición liguera.
Yo ya estaba en la disciplina amarilla y en ocasiones me hacían entrenar con el primer equipo.
Como relaté en el libro publicado por Pérez Corrales – a la sazón un estudiante de filología- aún recuerdo una conversación entre Tonono y yo por la calle Triana. Ambos estábamos muy desalentados ya que veíamos que llegaban jugadores foráneos y no se contaba con nosotros. En alguna ocasión nos vimos obligados a entrenar en un rincón del campo.

Al comenzar la temporada 1961-62 el medio volante e interior gomero Evaristo tenÍa ciertos problemas con el equipo en el servicio militar a efectos de permitirle viajar a la península en la pretemporada. El técnico Casimiro Benavente decidió entonces integrarme en la expedición.
Casimiro Benavente tenia muy buenas relaciones con Espino, que era con Aparicio de los más veteranos habiendo jugado en Primera División. Tanto ellos como Juanito Guedes influyeron notablemente en su decisión. Era la primera vez que yo me desplazaba con el equipo y tenia sólo diecisiete años.
El viaje me hizo una enorme ilusión. Estuvimos por La Mancha, Villarrobledo, Tomelloso, etc.
Nunca olvidaré a Santiago Espino que se convertiría en mi Ángel de la Guarda durante el viaje, aconsejándome sobre las clásicas “bromas” que se dan a los novatos y estando siempre a mi lado. Aún recuerdo una jugada entre Espino y yo que nunca he visto en mi trayectoria deportiva. Espino saca un balón del centro del campo y me lo pasa. Yo se lo devuelvo y por medio de paredes fuimos sorteando todos los jugadores que nos salían al paso, hasta llegar a la portería contraria sin que ningún jugador del otro equipo llegara a tocar el esférico. De esta forma, llegamos al área pequeña hasta batir al guardameta en su salida. Fue un gol que nunca he repetido en toda mi vida deportiva.
Son acciones que sólo ocurren una vez en la vida.
No se trata de un contrataque o jugada en largo, donde intervienen dos jugadores. De esos goles he podido marcar muchos. Lo realmente sorprendente fue el gran número de pases y paredes hasta llegar al área sin que ningún contrario pudiese interceptar el balón.
Tras regresar de la gira teniendo actuaciones destacadas todos pensaban que me quedaría en el primer equipo. Sin embargo el técnico de la Selección Juvenil Luis Molowny, consideró que mi aportación a la Selección Juvenil era realmente fundamental. Se lo hizo saber a los rectores del club, pidiéndome que me quedara otro año en la Selección, ya que tenia grandes esperanzas de obtener el campeonato de España con mi concurso.
Si bien es verdad que en principio me molestó y perjudicó aquella decisión, ya que podía haber debutado aquel año con Casimiro Benavente con Paco Campos como fue el caso de Tonono, mirándolo con la perspectiva de hoy, no me arrepiento, ya que conseguir por primera vez en la historia el título de Campeones de España, no es una hazaña que se repita habitualmente.

Fue una verdadera gesta, con el Estadio Insular a rebosar en todos los encuentros y el ambiente que había en el graderío como no he visto nunca.
Aquel título de Campeones de España fue un hito histórico en el fútbol canario y tuvo una gran repercusión en nuestra ciudad y a nivel nacional.
De igual forma, me daría la posibilidad de ser Internacional Juvenil, que es un logro importante en el currículum de cualquier jugador.
Lo que son las cosas de la vida. Tanto Juanito Guedes como Tonono les hubiera gustado obtener aquel campeonato y estar presentes en aquel inolvidable recibimiento. Ellos habían participado en dos ocasiones y por diversos factores y errores arbitrales no pudieron conseguirlo. Yo me quedaría un año más y pude tener esa suerte y ese recuerdo imborrable.
De todas formas, cuando eres joven y sufres decepciones todo te afecta ostensiblemente. Con el transcurso del tiempo, aunque te afectan ya no te hacen el mismo daño.

Decepción ante el Barcelona
Recuerdo cuando Vicente González, que fue nuestro primer internacional Juvenil ficho por el Barcelona. El club blaugrana se había interesado por Juanito Guedes y por mi, como reza un documento del club.
En el contrato de Vicente había una estipulación donde el Barcelona vendría a Gran Canaria a jugar un encuentro. Yo sabiendo que este club se había interesado por mi desde edad juvenil y habiéndose dicho que iba a jugar con otros compañeros, de repente, Casimiro Benavente, cambia de opinión por discrepancias con un medio informativo, dejándome fuera de la lista de convocados. PONER FOTO DE ANTONIO LEMOS Y CASIMIRO BENAVENTE
Estas decisiones no deberían producirse nunca, ya que el jugador no tiene culpa de las diferencias que puedan haber entre dos o más personas.
Me hacia enorme ilusión enfrentarme a aquel Barcelona repleto de figuras y aquella decisión me hizo mucho daño.


Entiendo que Tonono, Juanito Guedes y yo pudimos haber ido antes a la Selección Absoluta de España. Se daba la circunstancia que tanto Tono como Juanito Guedes ya eran profesionales con la UD Las Palmas cuando aún gallego ‘un excelente central y amigo, jugaba aún en la Selección Juvenil Andaluza que se enfrentó con nosotros, sin embargo llegó rápidamente a la Selección nacional participando en el mundial de Inglaterra de 1966. Creo que tanto Juanito Guedes como Tonono debieron estar en el mundial de Wenbley, no es entendible que un jugador de la talla de Juan Guedes tenga que estar ocho años para debutar con la Selección Nacional, en mi caso también creo q pude debutar mucho antes igual que lo hicieron muchos jugadores de mi época pero Canarias quedaba muy lejos en aquellos tiempos. Lo de Kubala ya llueve sobre mojado y no quiero repetir aquel incidente ya que todos saben ñas razones. Me hacía una gran ilusión jugar ante Yugoslavia con mi compañero Tonono en el Estadio Insular. Recuerdo que solo el hecho de escuchar el himno de la Selección nacional me emocionaba profundamente. Yo respeto todas las decisiones y el que eligiera a otro compañero pero lo que realmente me dolió fue su falta de sinceridad hacia mi persona, haciéndome creer que iba a participar cuando en realidad ya tenía dedico todo lo contrario.
Dicho desde la humildad nosotros habíamos hecho los mismos méritos que muchos jugadores españoles, pero los condicionantes eran diferentes. La situación se agravaba más si pertenecías a un equipo de los denominados pequeños. Los seleccionadores no solían venir con frecuencia a la isla viéndonos solamente cuando jugábamos como visitantes, que no era precisamente nuestro fuerte.
Nos llamaron creo que muy tarde y porque nuestro equipo había estado dos años consecutivos muy cerca de proclamarse Campeón de Liga.

Habíamos jugado en Suecia y la prensa en su totalidad había destacado nuestra labor.
El propio Pedro Escartín pidió al seleccionador Domingo Balmanya a través del Diario Pueblo que debía alinearnos, pero como el equipo nacional estaba concentrado en Madrid, para jugar en el Santiago Bernabéu se inclinaría por convocar a los jugadores de Real Madrid, perdiendo por dos tantos a uno ante Inglaterra. Esta seria una de las tantas decepciones con la Selección.

Juanito Guedes, un jugador diferente
Cuando Juanito Guedes falleció, mi demarcación en el terreno de juego paso a ser más retrasada.
Antes, todo el juego de creación en el centro del campo recaía en Juanito Guedes y en mí, y ello me daba cierta libertad para elaborar jugadas de ataque. Al morir Juan, toda la organización de juego recayó sobre mí.
Juanito Guedes era un futbolista excepcional y todos en cierta medida dependíamos mucho de su juego. En realidad, notábamos excesivamente su ausencia.
Su juego tenia una impronta especial. En ningún modo semejante al resto de jugadores. Aparte de su talento, imprimía carácter y cubría mucho espacio en el terreno de juego.
Además, Juanito Guedes no paraba de hablar, dándote constantemente ánimo y fuerza. Juan lo hacia todo bien. Era un jugador muy versátil. En la época de Vicente Dauder ocupaba la demarcación de interior izquierdo.
Indudablemente, su parcela era el centro del campo y en esa zona de la cancha no había quien le hiciera sombra. En partidos comprometidos como visitante bajaba con frecuencia y se desenvolvía magníficamente en defensa.
La llegada de Gilberto II, en la temporada 1967-68, beneficiaria mucho al equipo. Juanito Guedes, Gilberto II y yo formábamos un buen centro del campo.
Gilberto II era un chico de grandes facultades físicas con mucha llegada, marcando goles importantes. Si a todo esto le unías la fortaleza que tenia, no parando de correr en todo el encuentro, se pueden imaginar su gran aportación. Su inclusión en el equipo fue muy beneficiosa para Juanito Guedes y para mi.
Juan podía tener más libertad y efectuar aquellos desplazamientos tan largos y con aquella velocidad endiablada como yo no he visto a nadie sobre todo los balones que iban a ras de césped. Mi juego subiría con la llegada de Gilberto II muchos enteros, dado que cubría mucho espacio y me daba la oportunidad de elaborar mi juego y proyectarme en ataque con mayor frecuencia.
En las concentraciones solíamos dar el clásico paseo adentrándonos en un bello paraje de la carretera de Bandama, donde había un árbol y allí escuchábamos por regla general la charla del entrenador.

Anécdota de Gilberto II en el reinado de Luis Molowny
Gilberto II era un chico muy inquieto que no paraba de dar bromas a unos y a otros, sin concentrarse en las palabras del técnico.
Luis Molowny, al ver que las bromas seguían, paró de hablar por unos instantes reflejando en su rostro un semblante serio. Se produjo un gran silencio. Luego, dirigiéndose a Gilberto II y mirándole fijamente le dijo: “Pero, bueno, ¿A usted que le sucede? ¿Usted es normal o está loco?
Gilberto II como si nada hubiera ocurrido le respondió enseguida, inocentemente: “no mister, yo soy así. Yo no estoy loco pero sí medio loco».
Aquella salida suya nos hizo tanta gracia que hasta Luis Molowny se tuvo que reír con el grupo.
Desde aquel día, en los entrenamientos con Juanito Guedes y los compañeros no paraban de darse bromas y cada vez que le pedían el balón, le llamaban “Loco”, pero a él no le importaba lo más mínimo. Era un chico fantástico.
Juanito Guedes se lo pasaba en grande ya que ambos eran muy bromistas y excelentes amigos. Tenían una magnífica relación.
Juanito Guedes y Gilberto II han sido posiblemente los jugadores con quien mejor me he identificado dentro de un terreno de juego.
De un 4-2-4, pasamos a jugar tres en la zona central. Teníamos un gran equipo que jugaba de memoria. Prueba fehaciente de ello fueron los premios del periódico catalán ‘Dicen’, que lo ganaríamos casi todos los jugadores.

Juanito Guedes era diferente en todo
Lo ponderaba la mayoría de los campos de España, dado que no era muy usual ver un jugador de sus características.
En el primero de estos años ganaríamos igualmente el Trofeo Caballero, marcando 56 goles.
Tras la dimisión de Luis Molowny llegaba por segunda vez al club Rosendo Hernández, quien seguiría el mismo sistema, pero la enfermedad de Juanito Guedes, tan inesperada, nos perjudicó ostensiblemente. Ese año jugaría muy pocos encuentros y la alineación clásica que tanto gustaba a los aficionados se desintegraría paulatinamente.
Rosendo Hernández optaría por dar salida a jóvenes valores, sobre todo con la finalidad de paliar la ausencia de Juanito Guedes, pero la empresa era muy difícil.
A la temporada siguiente ya con Héctor Rial, el equipo no consiguió obtener una regularidad.
Juanito Guedes sería intervenido por segunda vez en Barcelona y todos ya conocíamos la gravedad de la enfermedad y siendo sinceros, la realidad es que el equipo no pudo sobreponerse a tan trágica adversidad.
Antes la organización y elaboración de las jugadas gravitaban en torno a Juanito Guedes y a mi, con el complemento de Gilberto II, que nos hacia el trabajo más ingrato. Tras su fallecimiento todo daría un cambio radical. Llevábamos muchos años juntos y nos compenetrábamos perfectamente al ser mi compañero y noté mucho su ausencia. Sólo con una mirada o gesto, yo ya sabia interpretar su intención y viceversa. En realidad, era un privilegio jugar a su lado. De igual forma, aunque a otro nivel, también León, Gilberto I, Martín II o Gilberto II se entendían a la perfección con él, ya que Juanito Guedes no solo jugaba, sino hacia jugar a los demás compañeros. Cuando su pierna izquierda desplazaba el balón, ya todos sabíamos a donde iba dirigido.

Muchos aficionados me preguntan por el secreto de aquel equipo para jugar de memoria y con aquella compenetración. El secreto radicaba en las grandes individualidades, pero también en los años que habíamos jugado en el club, conociéndonos desde juveniles. Todos aquellos movimientos y automatismos los fuimos adquiriendo con el tiempo y aquel fútbol preciosista y de pases continuos se debía a la calidad del equipo.
Nosotros buscábamos la posesión del balón, pero con mayor verticalidad que el Barcelona de los últimos años. Era un juego técnico y de pase, pero que no aburría al público ya que en un solo desplazamiento de Juanito Guedes te ponías en el área contraria una gran peligrosidad.
De Juanito Guedes tengo tantos recuerdos y anécdotas que no se pueden simplificar en unas breves páginas.
Me acuerdo que yo le había prometido a mi padre invitarle a un encuentro fuera de casa, acompañando al club. Elegimos un partido con el Atlético y ganamos por 1-2 con goles de Juanito Guedes y Castellanos. Recuerdo que Juan Guedes no cabía de gozo.
Nunca le había visto tan contento, no sólo por el triunfo sino por haberle dado a mi padre aquella enorme alegría y es que Juan Guedes, a pesar de tener personalidad y fuerte carácter, tenia un fondo muy humano y una gran nobleza.
La columna vertebral
poner foto de juanito guedes tonono y german
Siempre se ha dicho que en aquella denominada época dorada de Luis Molowny, el equipo tenía una columna vertebral que comenzaba con Tonono en la defensa, la continuaba Juanito Guedes en la media y terminaba en la delantera conmigo. Posiblemente hemos sido los jugadores de aquel conjunto más nombrados a nivel nacional, pero un equipo es un engranaje de piezas que se complementan y en aquel conjuntoequipo habían otros compañeros como León, Gilberto I, Castellano, Gilberto II o Martín, que hacían una labor fundamental y sin ellos no hubiésemos sido lo que fuimos
El mismo José Juan, era un guerrero en el área peleándose con todos los defensas que le salieran al paso.
Aquella forma de batallar en el área nos facilitaba el camino a otros realizadores del equipo y todos estos factores hay que tenerlos en cuenta.

Trágico e inesperado desenlace de Juanito Guedes
Aún en la actualidad, no he podido olvidarlo.
Juanito Guedes siempre estará presente en mi mente, por todo lo que significó en mi trayectoria deportiva y personal.
En un principio nadie dio importancia a sus dolencias estomacales, ya que eran ligeras molestias que solían remitir con alguna prescripción de Emilio Tomé. Sin embargo, en una ocasión tardaba en desaparecerle el dolor y como siempre se acostumbraba a hacer, en primera instancia, solía enviarnos a la Clínica Santa Catalina y todo dependía del diagnóstico de los médicos.
El especialista en patología digestiva Fernando Cabrera tras hacerle varias pruebas y una analítica sugirió enviarlo a Barcelona.
A nosotros todo aquello nos cogió de sorpresa y aunque nos preocupaba, pensábamos que, tras la intervención, Juan se repondría totalmente y volvería a su estado normal.
A todos nos tranquilizaron haciéndonos saber que el resultado de la operación había sido favorable.
Nuestra alegría fue enorme tras verlo llegar y comenzar a entrenar, recuperando el peso y la forma, aunque como era lógico, se le notaba la falta de rodaje en los encuentros tras su inactividad .
Se mostraba contento y esperanzado con volver a los terrenos de juego.
La afición era un auténtico clamor el día de su reaparición ante el Atlético de Bilbao.
El entrenador era Rosendo Hernández, que al ver las ansias de ver a Juanito Guedes de nuevo en el terreno de juego, decide paulatinamente ir dándole minutos sustituyendo al joven Melián hasta recuperar la titularidad. Sin embargo, tras algunos encuentros volverían de nuevo las dolencias que se fueron agudizando hasta el partido ante el Español, en el Estadio de Sarriá.
A la semana siguiente jugábamos ante el Barcelona, equipo que se nos daba muy bien y Juanito Guedes tenia una enorme ilusión por este partido ante su afición. Pero, todo dio un giro lamentable. Cuando nos enteramos que era trasladado de nuevo a Barcelona para ser intervenido quirúrgicamente por el mismo cirujano, Dr. Piullach, ya comenzamos todos a presentir lo peor.
Aquella nueva recaída no la esperábamos y nos afectó muchísimo.
En un principio siempre tienes la esperanza de un milagro, pero a medida que lo visitábamos en la Clínica Santa Catalina y notábamos como su estado espeoraba gradualmente perdimos toda esperanza.
Aquel último mes fue extremadamente doloroso para todos. Su pérdida dejaría consternada a toda la ciudad. Juanito Guedes era un muchacho muy querido por su gran humildad y sencillez.
Juanito Guedes: Nuestro mejor jugador.
Con el debido respeto a todos mis compañeros, entiendo que Juanito Guedes fue el jugador más completo de mi generación.
Era todo corazón y entrega en el campo. Fue nuestro verdadero interlocutor. Tenia una forma de actuar muy integradora y se preocupaba mas de los problemas de los demás que de los suyos propios. Juan siempre que te tendía su mano podías contar con él. Su palabra era de verdadera ley.
Todos sabíamos que tenia una amistad muy especial con Tonono pero en aquellos años nuestro equipo era una familia y nos llevábamos admirablemente.
El grupo se resintió mucho tras su enfermedad y posterior fallecimiento y aunque diferentes compañeros hicieron lo indecible por paliar su ausencia sustituyendo a un jugador de la presencia, personalidad y cualidades futbolísticas de Juanito Guedes era realmente imposible.
Ha transcurrido medio siglo desde su fallecimiento y hasta el día de hoy, la U.D. las Palmas no ha tenido un medio volante de tan alto nivel. Es verdad que el fútbol ha evolucionado mucho y hoy se imprime una mayor velocidad y preparación física, pero Juanito Guedes era un superdotado y hoy hubiese sido tan buen jugador como lo fue en su día.
Me emocionó mucho su partido de homenaje ante el Partizán de Belgrado porque a pesar de todo aquel ambiente de tristeza, pude apreciar que los canarios en situaciones límite o dolorosas son capaces de las mayores proezas.
Todas las islas se unieron en torno a Juanito Guedes con la finalidad de obtener la máxima recaudación para su viuda e hijos. Todos los jugadores nos desplazamos a los lugares más recónditos para recaudar fondos.
La solidaridad es hoy en día una cualidad devaluada, pero aquella noche el Estadio Insular registraría un gran lleno y los aplausos a Juanito Guedes fueron tan prolongados que no pudimos evitar la emoción.
El tiempo sigue su inevitable curso pero Juanito Guedes siempre estará en mis oraciones y en mi memoria.
Galería de Germán Dévora






