Las gemelas

LAS GEMELAS

 

En la foto, los jugadores de la U.D. Las Palma Juanito Guedes y Tonono bajando de la jardineras en el aeropuerto de Barajas con las clásicas gemelas.

A las maletas de Juanito Guedes y Tonono les decían ‘las gemelas’ porque, fieles a su hermandad tanto dentro como fuera de la cancha, las habían comprado iguales. Eran relativamente grandes y de un color hueso tirando a gris con ribetes rojos.

Las llenaba generalmente Georgina, esposa de Juanito, que tenía una destreza especial para que la ropa y los artículos de aseo personal cupieran perfectamente.

No conviene olvidar que nosotros cobrábamos una mensualidad irrisoria si la comparamos con las cifras astronómicas de la actualidad. Permanecíamos dos semanas en la península y aquel dinero extra era en ocasiones superior a la propia mensualidad y si queríamos ahorrar de cara a un futuro debíamos invertir con el dinero de la prima de fichaje pero como no nos daba suficiente con la mensualidad y teniamos que recurrir siempre a ella.

En la imagen, Juanito Guedes bajando sonriente las escalerillas del avión a su llegada a la Capital de España.

La gente debe entender que la vida del jugador es corta y el fútbol se fue profesionalizando de tal forma que te requería dedicación completa

Los años pasaban a velocidad de vértigo y cuando causabas baja te veías sin ahorros y sin oficio ya que el fútbol profesional había ocupado prácticamente toda tu vida.

Había excepciones como Tonono, Guedes o Germán, que tenían otro nivel y podían invertir algo aunque al no ser traspasados perderían igualmente mucho dinero y la posibilidad de resolver su futuro.

Regresando a los controles de aduanas, recuerdo que una vez a los turistas le dejaban pasar el equipaje de mano y a nosotros nos obligarían a facturar. Juanito Guedes se fue al mostrador y se quejó de esta discriminación, ya que normalmente no se facturaba.

Yo hacía mi primer viaje y les dije a Juan y Tonono que era temeroso a ese tipo de cosas y no quería llevar nada. Juan me dijo que ellos me comprarían la maleta y se encargarían de todo.

Solía utilizar una expresión muy simpática: «aquí no pasa nada».

Juanito Guedes me decía que no me preocupara y que en caso de cualquier contingencia ellos cubrirían con los gastos.

Acordamos que el 50% de lo que iba en mi maleta era para mí y el resto para ellos.

Yo sentía por ambos verdadera admiración y confiaba plenamente en ellos. Pero el destino, a veces, te depara sorpresas imprevistas

Al llegar a Madrid vimos que en el aeropuerto de Barajas nos estaban esperando. Yo no me despegaba del masajista Pepe González que era quien llevaba los tickets.

 

 

 

 

 

El Secretario General de la entidad don Jesús García Panasco y el legendario periodista deportivo Pascual Calabuig a pie de pista en uno de los numerosos viajes a la geografía peninsular.
En la imagen, el Secretario General Jesus García Panasco en plena funciones administrativas en la Sede Social de la entidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juanito Guedes en la escalerilla trasera del avión portando en mano las clásicas gemelas.

Me pude percatar que los guardias se hablaban y se apartaban formando fila por cada lado y cuando ya bajábamos el último escalón, nos pararon y nos tuvieron retenidos desde las dos hasta las cinco de la tarde con el autobús esperándonos fuera del aeropuerto, ya que jugábamos ante el Zaragoza.

El Doctor de la U.D. Las Palmas Emilio Tomé había puesto como única condición viajar con su señora (Phyllis Head). En la imagen, en primer plano junto a su esposo Emilio Tomé y el Secretario General Jesús García Panasco.

Aún hoy me parece ver el rastro de Jesús, que al mostrar una contrariedad hacía una mueca muy particular que todos los jugadores de la plantilla conocíamos

El secretario General se vería obligado a firmar haciéndose responsable de aquella historia.

Juanito Guedes y Tonono, que eran auténticos caballeros, haciendo honor a la palabra dada pagarían mi deuda.

Después de aquel incidente donde Jesús tuvo que declarar en el juicio, las bromas eran continuas.

Muchos jugadores le decían a Juanito Guedes en plan sarcástico: “Juan, cómprame una maleta que yo te doy el 50% de los beneficios obtenidos con la regalos vendidos! Pero Juanito Guedes sabía llevar las bromas, yo era el primero que se reía con lo que había sucedido.

Con el transcurso del tiempo se volvería a la misma rutina de siempre y Juanito Guedes y Tonono, que ya habían adquirido una mayor experiencia, se sabían todos los trucos y al ser jugadores muy cotizados tenían muchos contactos.

Se miraban las marcas de las maletas y llevábamos varias tizas de diferentes colores y todo volvió a la normalidad ya que los propios aduaneros hacían la vista gorda al pedir igualmente favores.

En la actualidad toda aquella actividad ha cambiado ya que el régimen de Puerto Franco no es el mismo y con todos los raptos y acciones punibles que han tenido lugar en el mundo, las revisiones son muy estrictas y severas.

Cuando pienso en Juanito Guedes no puedo olvidarme de una anécdota que nos sucedería con 13 o 12 años en el estanque de barro de La Paterna.

Juanito Guedes es muy conocido por haber jugado dese muy niño en todos los estanques de barro de Shaman y en los campos de la zona.

Un día los amigos del barrio nos pusimos de acuerdo para jugar un encuentro apostándonos diez pesetas cada jugador. Los integrantes del equipo perdedor tendrían que dar esa cantidad de dinero a cada jugador adversario al termino del partido.

 

 

 

Juanito Guedes llega a la Capital de España con semblante de responsabilidad.
Juanito Guedes con su fiel gabardina atravesando la pista del aeropuerto de Barajas en compañía de un sacerdote.

 Los equipajes fueron donados por una firma comercial. Recuerdo fue mi equipo era verde y blanco, como el Porteño, y el otro negro. Cuando fuimos a alinearnos nos dimos cuenta que nos faltaba un jugador. Juanito Guedes que vivía frente La Paterna en los Tarahales merodeaba siempre por todos los campos. Cuando nos vio llegar a la zona, bajó al estanque y se ofreció para jugar, siendo el niño que marcaba diferencias sobre el resto obteniendo muchos goles con aquella zurda prodigiosa.

Cuando finalizó el encuentro ganamos nosotros por amplia ventaja, Juanito Guedes se apresuró a coger sus 10 pesetas y corrió por el estanque con la camiseta albiverde puesta. Nosotros las contábamos porque teníamos que devolverlas, pero cuando nos dimos cuenta había desaparecido por entre las plantaciones ya que La Paterna en aquellos años era un valle de cultivos con el estanque al fondo.