NIZ

Dionisio Nuez Robaina, (Niz)

 

 

Llega a la UD Las Palmas de la prolífica cantera artesanista de la mano del técnico Vicente Dauder, en la temporada 1964/65. Era un jugador de enorme despliegue en el centro del campo cubriendo diferentes demarcaciones. Tenía además gran potencia en los saques de banda. Finalizada la temporada 1971/72 fue traspasado al Mallorca.

 

 

 

El delantero Toni y el medio volante Niz, ambos ex artesanistas, serían los protagonistas del segundo gol ante el club blaugrana.

En la imagen los jugadores de la UD Las Palmas Vegaso y Niz sonrientes en una concentración del equipo.

 

 

DIONISIO NUEZ ROBAINA,

(NIZ)

 

NO ERA UNA ESTRELLA RUTILANTE PERO ERA UNA LUZ PERMANENTE

En la imagen Niz, vistiendo los capitanes de ambos conjuntos los colores de la Selección Juvenil de Las Palmas en su enfrentamiento con la Selección Inglesa. En la imagen los capitanes en presencia del trío arbitral.

Desde sus tiempo del Artesano y de la Selección Juvenil de Luis Molowny el jugador de la calle la Naval saldría encumbrado hacia la fama. Por sus portentosas cualidades físicas y su polivalencia en el terreno de juego. El técnico Vicente Dauder le había venido siguiendo los pasos y requirió sus servicios al club amarillo. El futbolista de la Isleta era un jugador de ida y vuelta. Mientras otros compañeros de prodigiosa técnica subían al área contraria,  les costaba después recuperar y regresar a su propio terreno. No era el caso de Niz, quien bregaba por todo el terreno de juego sin apenas cansarse.

El jugador Niz era muy polivalente, pudiendo realizar una buena labor en cualquier demarcación. En rigor, sería el primer sustituto del gran Juanito Gudes, como medio volante aunque sus características eran muy diferentes. Tenía un extraordinario fondo físico y capacidad de recuperación, sus saques de banda eran auténticos cornes, llevando el delirio a las gradas. En la imagen con Paco Castellano, con quien formaría en muchas ocasiones la línea media de la formación titular en ausencia de Juanito Guedes, o cuando éste jugaba en la posición de interior. En la instantánea, en un desplazamiento a la península, vistiendo el uniforme del club.

 

Su contribución a la U.D. Las Palmas fue loable jugando a gran nivel en diferentes demarcaciones. De temperamento fuerte y aguerrido, no se aminoraba ante nadie, circunstancia que le acarrearía algunos problemas con el club, aunque en muchas ocasiones las personas prejuzgan escuchando solo una versión de los hechos y no la del propio interesado: “desde pequeño mis padres me enseñaron a respetar y a tener un buen comportamiento. Pero de igual forma me inculcaron no dejarme avasallar por nadie sin importar cual era su escalafón social. Salvo algunos ‘pecados de juventud’, que todos los niños cometemos, era una persona normal y de ahí mi buena trayectoria profesional y las pocas veces que fui expulsado. Haciendo referencia a Juanito Guedes solo me cabe decir que fue como un padre para mí desde el primer momento que llegué al club. Te cuidaba y corregía defectos dándote ánimo de forma constante. Era una persona de una gran sencillez y humildad. Me admiraba su bravura y su continuo batallar en el campo.

Niz, en un entrenamiento matinal en el Estadio Insular.

Era un futbolista que predicaba con el ejemplo, y siendo un fuera de serie no le importaba ayudarte si te veía en dificultades. Sin embargo, en todos los equipos siempre suele haber algún jugador que se considera superior al resto, pidiéndote el balón tan pronto estaba en tu poder para que se lo dieras al pie, ya que de lo contrario se molestaban. Luego, intentaban lucirse y casi siempre les sobraba un regate o perdían el balón. Entonces, te llamaban para que fueras tú el que lo recuperara mientras ellos caminaban tranquilamente. Esta clase de futbolistas, por muy buenos que fueran, chochaban conmigo, ya que nunca he permitido los abusos y divismos de nadie. Sabía perfectamente cuál era mi cometido en el terreno de juego y cuando tenía varios partidos de rodaje y había adquirido la forma no escatimaba el más mínimo esfuerzo en defender los colores de mi equipo luchando hasta la última gota de sudor. Cuando el balón llegaba a mis pies trataba siempre de elegir la mejor opción y no me importaba el nombre del jugador. Se la daba a quien yo consideraba conveniente y no permitía que nadie me diera órdenes ya que yo no lo hacía tampoco con ninguno de ellos. Debido a esta forma de ser y de hacerte respetar, a algunos les interesaba alimentar el bulo de que era díscolo y que tenía un carácter difícil cuando no había nada de cierto en ello.

Juanito Guedes fue un referente para mí y en muchas ocasiones me vi obligado por algunas ausencias a jugar en su demarcación pasando él a interior.

Llegué a jugar en casi todas las demarcaciones incluyendo la de delantero centro. Cuando Juanito Guedes comenzó a tener molestias, que luego se incrementarían originando su penosa enfermedad, me tocó la difícil tarea de suplirle en su demarcación. Recuerdo que siempre me felicitaba tras mi actuación.

Yo intentaba dejarme la piel en el campo dado que suplir a Juanito Guedes con aquellos desplazamientos de balón era realmente imposible. No puedo quejarme del comportamiento del público ya que me tenía en gran estima y reconocía mi esfuerzo. Tampoco podré nunca olvidar cómo todo el Estadio Insular coreaba mi nombre al efectuar los saques de banda.

Sobre los entradores prefiero no hablar. Algunos como Luis Molowny sabían tratar al jugador y tenían mano izquierda. Pero, había otros que se consideraban facultados para humillar o faltar el respeto delante de todos los compañeros y del público que asistía a los entrenamientos. Todo dependía del jugador que fuera. A ninguno de ellos le pasaba por la cabeza una simple advertencia a Juanito Guedes o Tonono, porque sabían que la llevaban clara.

Sin embargo se sentían muy fuertes con los más débiles. Muchas veces llegué a ver jugadores llorando por este motivo y me dije que yo no iba a estar entre ellos. Como profesional no me importaba que me hicieran alguna advertencia con la debida corrección, pero de esto a gritarte o intentar vejarte delante de todos hay un abismo. A todo aquel que lo intentó lo puse en su sitio. No me importaban las represalias del club. Mi dignidad como persona estaba por encima de todo.

 

DE CUANDO GANAMOS POR PRIMERA VEZ AL BARCELONA EN EL NOU CAMP Y LA REPRIMENDA DE TONONO Y GUEDES

 

Nosotros éramos muy amigos, Juanito Guedes y Tonono eran dos personas maravillosas. Teníamos mucha confianza en nuestras relaciones y a menudo nos estábamos dando bromas. Lo que sucedió en el Nou Camp fue muy simpático y tras el encuentro nos reímos mucho de lo sucedido.

Alineación histórica en el Nou Camp. El jugador Niz se consagraría definitivamente en la UD Las Palmas marcando el segundo gol que nos daba la posibilidad de vencer por primera vez en al historia al poderoso Barcelona. De izquierda a derecha: Oregui, Martín II, Tonono, José Luis, Castellano y Guedes. De rodillas: José Juan, Gilberto II, Niz, Germán y Gilberto I.

 

La temporada 1968-69 fue sensacional, ganando muchos encuentros tanto dentro como fuera de casa. En dos campos no habíamos ganado nunca por verdadera mala suerte. Estos dos campos eran el Santiago Bernabéu y el Nou Camp.  Siempre, al final del encuentro, te venía una sorpresa desagradable como nos había sucedido ante el Barcelona con el gol de Eladio a última hora, que impedía nuestro empate.

Tras ganar al R.C.D. Español en el Estadio Insular por la mínima diferencia nos desplazábamos a la ciudad condal para jugar ante el equipo azulgrana. Nos salió un partido espectacular muy alabado por la prensa catalana que nos daría una prolongada ovación al término del encuentro. Nosotros nos pusimos por delante mediante un gol de Germán y comenzamos a desplegar un gran fútbol con pases en todas las direcciones.

El Barcelona no podía con nosotros, pero faltando muy poco para la finalización del encuentro adelantaban sus filas y se vinieron todos a nuestra área. Por ausencia de León yo había salido en ese encuentro de delantero centro pero partiendo desde atrás. El dominio del Barcelona en esos últimos minutos era agobiante. Tonono y Guedes hacían hincapié en que fijáramos las marcas y cerráramos los espacios.

Nosotros, viendo la posibilidad de vencer por primera vez en aquel grandioso estadio ante el poderoso F.C. Barcelona nos defendíamos con uñas y dientes, y hasta el delantero José Juan hacía labores defensivas. Sin embargo, todos los remates y rechaces parecían venir a ellos y en un córner lanzado por el Barcelona, el defensa gallego a quien se suponía que yo debía marcar, se elevó en el aire a gran altura rematando de manera fulminante a la red. Nos quedamos helados ya que quedaban pocos minutos y todas nuestras ilusiones se venían abajo.

Yo quedé paralizado sin dar crédito a lo que veía, culpabilizándome de lo sucedido, aunque en el área habían más defensas. Cuando levanté la cabeza del césped, Tonono y Guedes que amaban mucho el club y veían que el partido de su vida se había ido al traste comenzaron a increparme por no haber estado atento en la marca.

Yo no podía ni hablar ni responderles dado que aún no me había recuperado de semejante contratiempo.

El partido continuó y aunque todos estábamos alicaídos por el gol de Gallego en las postrimerías del encuentro tuve el valor de irme al ataque. Fue entonces cuando Juanito Guedes con un excelente pase en profundidad, que pasa por encima de los defensas, Germán deja pasar el balón a mi demarcación. Se aproximaban los minutos de descuento y cuando me llega el balón disparé con toda mi rabia contenida a la portería del guardameta azulgrana Sadurní, que no pudo hacer prácticamente nada ya que el esférico entraría como un obús en la meta del conjunto catalán. Yo no me lo podía creer, ni tampoco los compañeros o multitud de canarios que se dieron cita aquel día en el estadio. La importancia era aún mayor dado nuestro gran momento de juego y lugar en la clasificación. Tras saltar y celebrarlo efusivamente, todos mis compañeros se me echaron encima, pero yo logré zafarme y corrí a donde estaban Tonono y Guedes. Recuerdo que les grité: -¿y ahora qué dicen ustedes? Les dije de todo pero ellos estaban tan contentos que no le dieron importancia a mis palabras.

Finalizado el partido y ya en el vestuario la alegría era enorme y los tres nos dimos un abrazo que nunca podré olvidar.

Juanito Guedes y Tonono eran dos auténticos fenómenos tanto dentro como fuera de la cancha y yo siempre los llevaré conmigo hasta el día nos volvamos a encontrar.